El Correo>Opinión>cartas del lector
Días atrás, conocíamos que un video de contenido erótico cuya autora y
protagonista era una concejala
de un ayuntamiento de la provincia de
Toledo, había circulado por Internet sin el consentimiento de ésta. No he llegado a ver el mismo pero, con
probabilidad, las imágenes no me habrían resultado traumáticas, desagradables o
desasosegantes.
En cambio, al día
siguiente de saltar esta noticia, la
población pudo contemplar a través de las cadenas de televisión unas grabaciones
en los informativos que, sin rozar la sensualidad ni elevar la libido, fueron capaces de conmover, excitar y generar temblores en la
ciudadanía. Efectos que amenazan con
permanecer y pronunciarse, pues, de las declaraciones y mensajes transmitidos
por el presidente del Banco Central Europeo y los presidentes de Alemania y
España, se desprende que la tela del
abrigo social tiende a perder grosor y reducir su superficie.
La incógnita que
inquieta y flota en el ambiente, es si
vamos a terminar quedando en pelota y a la intemperie.
A estas alturas de
la novela por entregas, los sufridos lectores comenzamos a sentir hastío ante una acción previsible y decadente,
ante una historia que contiene demasiadas similitudes con la publicada previamente en otras naciones
europeas. Y, según ha trascendido, el
público de Grecia y Portugal está muy defraudado e insatisfecho con el
desarrollo y contenido de la misma. De hecho y, para sorpresa de los
trabajadores portugueses, el último capítulo difundido en el país vecino habla
de aumentar en siete puntos la cotización de los trabajadores a la Seguridad Social.
Si las políticas implementadas en los últimos tiempos en nombre
del saneamiento y la recuperación de la economía y el empleo, están produciendo una dinámica con efectos asfixiantes
y contrarios al objetivo anunciado, ¿es raro que la línea que representa la evolución del mosqueo existente en la
sociedad siga una trayectoria significativamente ascendente?
Todo hace pensar
que la situación supera las capacidades de quienes se encuentran al frente del
timón político, que la dirección y el control no está en manos de los
representantes elegidos en las urnas o, lo más inquietante e inhumano, que el
rumbo esté definido de antemano despreciando el desastre y sufrimiento causado.