domingo, 18 de noviembre de 2012

Aumento de la sonrisa amortiguador

Magazine (La Vanguardia)>cartas del lector


Aboga Quim Monzó en su artículo del pasado 4 de noviembre, por una sonrisa natural, espontánea y sincera, es decir, la que no es fruto de forzados gestos y fingidas simpatías y emociones.
Al calor de la situación económica, política y social que tenemos encima en los últimos tiempos, se aprecia un aumento de la sonrisa amortiguador, esa que surge  como un airbag ante el impacto del desconcierto originado al conocer que el precio de la matrícula del máster ha subido más del doble,  al escuchar decir a un  gobernante que el agua no moja y el frío no  hace tiritar, o al enterarse de que se suprimen las urgencias nocturnas en el Centro médico de toda la vida. Sus efectos son de corta duración, mitigan el golpe y permiten mantenerse en pie, aunque, obvia y lamentablemente, no impiden la  transformación posterior del rostro hacia una expresión de natural cabreo, ni evitan la materialización de los perjuicios y desequilibrios sociales, ni la  continuidad y extensión de la desvergüenza.