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Ante la pretendida e insensata idea de algunos políticos europeos de establecer una regulación sobre el sector de las comunicaciones con el objetivo de reducir la cuota que el consumidor paga por hacer uso del teléfono móvil, las compañías de telefonía amenazan a nuestros representantes públicos en Bruselas con un abanico de medidas que, puestas en práctica, irían en detrimento de la calidad o extensión del servicio al disminuir las inversiones en redes y/o tecnología y, de otra parte, aumentarían ciertas tarifas y cobrarían por servicios que ahora supuestamente son gratuitos; o sea, salen de la discreta sombra del poder y, sin disimulo ni delicadeza alguna, arrojan directamente un jarro de agua fría sobre la cara de las instituciones y de los ciudadanos que ingenuamente acudimos a votar con la intención de seguir soñando.
Ante la pretendida e insensata idea de algunos políticos europeos de establecer una regulación sobre el sector de las comunicaciones con el objetivo de reducir la cuota que el consumidor paga por hacer uso del teléfono móvil, las compañías de telefonía amenazan a nuestros representantes públicos en Bruselas con un abanico de medidas que, puestas en práctica, irían en detrimento de la calidad o extensión del servicio al disminuir las inversiones en redes y/o tecnología y, de otra parte, aumentarían ciertas tarifas y cobrarían por servicios que ahora supuestamente son gratuitos; o sea, salen de la discreta sombra del poder y, sin disimulo ni delicadeza alguna, arrojan directamente un jarro de agua fría sobre la cara de las instituciones y de los ciudadanos que ingenuamente acudimos a votar con la intención de seguir soñando.
