jueves, 29 de agosto de 2013

Notables diferencias

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Según la información aparecida hace unos días en la prensa acerca del coste de las matrículas en las universidades públicas de las distintas comunidades autónomas, el precio de, por ejemplo, la carrera de Derecho, puede variar entre los 591 euros de Galicia y los 1620 euros de Madrid, es decir, el esfuerzo económico de las familias para acceder a la universidad puede verse casi triplicado en función del lugar de residencia dentro del territorio nacional. ¿Obedece ello a los gastos en iluminación, calefacción, materiales formativos, salarios de personal o mantenimiento de instalaciones?  La mayor parte de la ciudadanía (entre la que me incluyo) no sabe con detalle qué variables intervienen y motivan una diferencia de semejante calibre, pero estaría encantada de conocer las causas de la disparidad existente en una materia social de relevancia como es la educación. En  otros asuntos de índole monetario e interés ciudadano (con independencia del lugar en el que se viva),  parece darse una mayor homogeneización: véase el importe del salario mínimo, la cuantía de las jubilaciones o la ayuda a parados de larga duración.

sábado, 24 de agosto de 2013

Nuevas fórmulas

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La evolución de la ciencia y la tecnología avanza al galope, imprimiendo cambios en los modelos productivos, en las relaciones sociales y en la vida cotidiana de los ciudadanos. Y no se trata de un fenómeno desconocido, pues, aunque a distintos ritmos e intensidad,  la  inquietud intelectual del hombre ha impulsado  el dinamismo y la transformación de los escenarios sociales  (también del entorno natural) a lo largo del tiempo, pero, si los conocimientos y  avances técnicos no van cogidos de la mano de los valores humanos, tal como ponía de manifiesto  José Luís Sampedro al observar  el panorama  global del presente, puede decirse que la tribu del ser humano no progresa adecuadamente en la asignatura de sabiduría. ¿Qué clase de hito representa lograr procesos de fabricación automatizados y robotizados mientras miles de criaturas mueren de hambre cada día?
Si la capacidad productiva aumenta con necesidad de menos mano de obra, y se estima que el número de habitantes en el planeta seguirá creciendo de manera notable, sin nuevas fórmulas de convivencia y de distribución de los recursos, ¿será la armonía una de las características destacables del siglo XXI?

Inconsistencia

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Aunque uno deposite más confianza en los resultados sociales obtenidos a través de la convicción que de la imposición, pues no es lo mismo conducirse bajo el dictado del razonamiento  que entrar por el aro a presión, parece comprensible la decisión tomada por distintos ayuntamientos de denegar la instalación de sombrillas particulares a primeras horas de la mañana para reservar sitio en las playas. Muchas de ellas clavadas en primera línea de orilla, con vistas al horizonte y a los cuerpos que se pasean y entran y salen del agua. Y qué decir de la apropiación (desde el alba hasta el ocaso) de las mesas en las áreas recreativas. Censurar  la conducta de los  cargos políticos que anteponen los réditos personales a los sociales, es un ejercicio saludable que está al alcance de cualquier ciudadano,  sin embargo,  se echa  de menos una mayor autocrítica y disposición para encauzar  agudos  comportamientos que, cuando son protagonizados por el prójimo, suelen tener la consideración de desleales, molestos o irritantes. La autoridad moral se debilita, pierde consistencia e incluso se derrite con el calor del egoísmo y la incoherencia.

viernes, 16 de agosto de 2013

Se busca

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Ella siempre ha tenido empleos consistentes en la realización de labores domésticas en casas ajenas de manera discontinua y sin asegurar, actividad que aún desempeña cuatro tardes a la semana. Su marido, siendo adolescente comenzó a   repartir componentes  automovilísticos con un ciclomotor, pero en la actualidad,  y después de tres décadas  desempeñando distintos oficios de manera prácticamente ininterrumpida,  forma parte de la lista de desempleados de larga duración, circunstancia que trata de paliar llevando a cabo  algunos chollos cuando se presenta la ocasión. La hija finalizó la carrera universitaria hace dos años, imparte clases particulares     a unos cuantos escolares en casa de sus progenitores, y,  aunque desearía vivir por su cuenta,  la realidad  laboral y económica hace imposible el tendido del puente hacia la emancipación.
Aunque el retrato de esta familia pudiera estar en un cartel con el encabezamiento de ‘Se busca y ofrece recompensa’, la gente del barrio  sabe que sus miembros no tienen cuentas en paraísos fiscales, ni han birlado  dinero alguno a sus  vecinos, ni son responsables de las despensas y esperanzas vacías.

¿Cuánto tiempo y sufrimiento?

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Durante la infancia y buena parte de mi adolescencia, muchas de las botellas de vidrio destinadas a la distribución de  refrescos, vinos o cervezas eran retornables, es decir, el consumidor obtenía la devolución del importe correspondiente al envase cuando  era devuelto para su posterior reutilización.  Asimismo, las familias solían disponer de cestas, bolsas o sacos con los que se acudía a realizar la compra mensual o diaria de comestibles y otros productos de consumo  cotidiano como el jabón, la lejía o el betún para los zapatos, pues no era costumbre que las tiendas y economatos  (apenas existían los supermercados y centros comerciales)   dispensaran bolsas desechables.  Con la colonización del supuesto confort y  progreso, aquellas prácticas quedaron desfasadas,  siendo  lo moderno y ventajoso tirar el vidrio a la basura e inundar el entorno de plástico.
Pasadas tres décadas,  lo que se vendió e implantó como novedoso y fascinante, parece haberse demostrado perjudicial e insostenible. ¡Cuántas personas fueron tildadas de  trasnochadas por poner en duda conductas que ahora son puestas como ejemplo de  sensibilidad y concienciación medioambiental!  Y, respecto al bienestar general, ¿cuánto tiempo y sufrimiento será necesario para que la sociedad  corrija las políticas predominantes de ambición,  desigualdad e infelicidad social? En su día,  Nelson Mandela  fue señalado como un antisistema.

domingo, 11 de agosto de 2013

Viven en invernaderos

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En los últimos meses se observa una tímida ocupación de bajos que permanecían cerrados por el cese de negocios que, en no pocos casos, se vieron forzados a echar las persianas tras décadas de funcionamiento, rompiendo la cadena de actividad de distintas generaciones. Y es que, ante la falta de empleo y, por tanto, de recursos económicos con los que hacer frente a las necesidades básicas familiares, hay personas que intentan salir adelante por cuenta propia, abriendo peluquerías, bares, tiendas de ropa (nueva o usada), de informática o de reparación de electrodomésticos. Sin embargo, escaso recorrido pueden tener unos automóviles a los que no se les suministra combustible, es decir, cuánto tiempo podrán permanecer con las puertas abiertas muchas de estas iniciativas si cada día se retrae más el consumo. Como decía el ferretero del barrio al día siguiente de escuchar la novedosa sugerencia realizada desde el FMI y abrazada con muestras de cariño por determinados dirigentes y organismos europeos, quienes lanzan propuestas de recuperación laboral y económica consistentes en la bajada generalizada de los salarios, suelen vivir en invernaderos donde no se notan y padecen los efectos de las tormentas e inclemencias sociales.

jueves, 8 de agosto de 2013

Contrasentidos sociales

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Lo sorprendente de la noticia acerca de la retirada momentánea de un anuncio publicitario de lencería femenina de una Web relevante y exitosa, concretamente el dirigido por Penélope Cruz, es que la decisión obedezca a la carga erótica o sexual del video, cuando en la misma página  existe material susceptible de provocar con mayor intensidad la erupción del volcán de la libido e incandescencia.   Por otra parte, no es sencillo entender que pueda  mostrarse más reticencia y rechazo hacia los contenidos de carácter  sensual (voluntario y entre  adultos), que hacia las imágenes  cuyo núcleo y denominador común es la crueldad y violencia. Qué resulta más perjudicial para la salud individual y colectiva, ¿las grabaciones de decapitaciones, palizas, violaciones y linchamientos,  o las que muestran desnudos, roces, besos y caricias? Respecto a los menores, no acabo de comprender que llegue a causar más preocupación o escándalo la opción de contemplar el paisaje natural de la sexualidad,  que la posibilidad de familiarizarse con el abuso, la brutalidad y la canallada.

lunes, 5 de agosto de 2013

Un viejo disfraz

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Así como los líquidos y gases adoptan la forma del recipiente que los contiene, la hipocresía se adapta   y está presente en cualquier ámbito de la vida, en el deporte (tal como apunta Ángeles Caso el 21 de julio), en la política, en las relaciones sociales o en el patriotismo. Pueden cerrarse los ojos con solemnidad cuando suena el himno nacional e iza la bandera, y sacar la pasta por la puerta de atrás  o fijar la  residencia  en un país vecino donde se pagan menos impuestos; prometer acciones en pro de la honestidad y prosperidad social, y después trabajar a tres turnos para llenar el granero privado; reprobar por el día la prostitución ejercida en calles o polígonos industriales, y a la noche solicitar los servicios sexuales de jóvenes forzadas en discretos lugares cerrados; o pedir esfuerzos y sobriedad al prójimo mientras se  participa con  júbilo en la fiesta de la desmesura. La hipocresía es un innoble, decepcionante y viejo disfraz que no pasa de moda, e incluso imprescindible para ser admitido y mantenerse en determinados entornos.

viernes, 2 de agosto de 2013

La lluvia ética no moja

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Amparándose  bajo el alero de la legalidad,  la lluvia ética ni moja ni cala.  Con esta idea como brújula de la conducta,  hay quien considera compatible el desempeño de responsabilidades políticas con la mentira, la desfachatez o las irregularidades prescritas.  Sin embargo, las cornisas no tienen forma ni  medida estándar a nivel global, sino que difieren en función de aspectos como la idiosincrasia y cultura democrática de los pueblos y naciones. La dimensión del engaño y deslealtad pública parece estar relacionada con la tolerancia e indiferencia de la ciudadanía, pues hay territorios donde la falsificación del currículo o el gasto de mil euros de los contribuyentes en llamadas de teléfono injustificadas es motivo de dimisión o cese del cargo (además de la devolución del dinero), mientras que en otros es posible llegar a la jubilación  tras años de  lucro y teatro en ayuntamientos o parlamentos. Por fortuna o desgracia, la sociedad no permanece estática.