viernes, 29 de junio de 2012

Comercio sexual

La Vanguardia>Opinión>cartas del lector

Aun estando en vigor una ordenanza municipal que prohíbe el ejercicio de la prostitución en la calle, leo en la prensa que el municipio de La Jonquera se ve incapaz de suprimir un comercio sexual que está protagonizado por jóvenes llegadas de otros países. Por desgracia, el estado de humillación y sometimiento al que se ven forzadas millones de mujeres no es una cuestión que pueda resolverse con la mera aplicación de medidas coercitivas. Para ello, deben cambiar las circunstancias culturales y económicas predominantes en la actualidad en buena parte del mundo.
Algo que llama la atención es el clima de hipocresía y contradicción social reinante ante un problema de tal calado, pues se muestran grandes dosis de rechazo e inquietud ante la visibilidad del pecado. Pero no es así si este se lleva a cabo de manera subrepticia. Da la impresión de que lo preocupante y molesto no es la sinrazón y la pobreza, sino la fea imagen que presenta.

miércoles, 27 de junio de 2012

Chirrido de fondo

Opinión A Coruña>Opinión>cartas del lector
El Comercio>Opinión>cartas del lector
No sé si es debido a la carencia de sensibilidad artística o al desconocimiento que arrastro en materia publicitaria, pero he de confesar que hay ocasiones en las que tengo serías dificultades para comprender el sentido o mensaje del contraste buscado con las imágenes utilizadas en ciertas campañas de moda y artículos de lujo. Por ejemplo, recuerdo haber sido incapaz de ver la belleza destilada en el reportaje fotográfico que la revista Vogue realizó hace más de un año, cuyas protagonistas eran niñas peinadas, maquilladas y vestidas como si fueran adultas y posando bajo una atmósfera de sensualidad e insinuación; asimismo, tampoco conseguí conectar y encontrar el atractivo de la campaña llevada a cabo meses atrás por una famosa diseñadora estadounidense en Haití, donde la opulencia comparte escenario con la pobreza simulando acercamiento y familiaridad.
Desde una perspectiva técnica, sería de necios negar la calidad y el atractivo visual de muchas de las fotografías que desatan asombro y debate social. Sin embargo, al ser contempladas bajo una mirada no aséptica, es decir, provista de filtros con tonalidades humanas, se percibe un chirrido de fondo que no pasa desapercibido: el causado por la artificialidad, el impudor y la incoherencia de su contenido.
Y si ciertas técnicas, digamos pasivas, levantan suspicacias y polémicas por la insensibilidad o imprudencia reflejada, qué decir sobre la proliferación de procedimientos y estrategias comerciales empleadas en los últimos tiempos, desconocedoras del significado de conceptos tan elementales como pueden ser la honestidad, la conciencia y el respeto: se empluman productos financieros que dejan a los modestos ahorradores a dos velas, se miente y tergiversa la información para incrementar la cifra de clientes, se realizan llamadas telefónicas cargadas de descortesía y a horas intempestivas, o se tima a las personas más humildes y desprotegidas sin remordimiento alguno.
Por desgracia, la frivolidad e inmoralidad no son cuestiones que se circunscriban al terreno de las ventas, sino que tienen una presencia desmesurada en más ámbitos de la vida.

lunes, 25 de junio de 2012

Con rostro humano

Magazine (La Vanguardia)>cartas del lector

Indica Ángeles  Caso, en su artículo “El gran nombre de democracia” (Magazine del 10 de junio de 2012), que sus palabras quizás transgredan o salten los márgenes establecidos por el discurso oficial o políticamente correcto,  dando ello alas al florecimiento de los populismos o a la polarización de la sociedad. Sin embargo, las amenazas para la  convivencia y el bienestar social no residen en  los desacuerdos y reproches expresados con cortesía en los medios de comunicación, sino en las  conductas y prácticas carentes de ética, lealtad y compromiso social mantenidas a lo largo de años y que han dado lugar a las adversas e injustas circunstancias del momento.
En mi opinión, para alejar el fantasma del radicalismo y la crispación, los partidos políticos con mayor carga de responsabilidad en este desaguisado deben acometer un plan  de limpieza capaz de  eliminar los virus (el de la codicia, indecencia, nepotismo, etc) asentados en sus estructuras, hacer un reseteo  y volcarse en el desarrollo de un  sistema más honesto y solidario, es decir, trabajar de manera inequívoca y transparente en la creación y consolidación de una sociedad con rostro humano, y no con el de la ambición y el dinero.

viernes, 22 de junio de 2012

La minería del carbón

El País>Opinión>cartas del lector

Cuando se ha nacido y pasado la infancia jugando y corriendo por los prados y escombreras  de carbón de una comarca minera, cuando el pasado y presente familiar guarda estrechos vínculos con la  peligrosa actividad de la minería, contemplar el conflicto desencadenado tras la decisión del gobierno de llevar a cabo un recorte en las subvenciones  previstas para la extracción del negro mineral, produce un surtido cóctel de sentimientos y emociones recubierto por una densa capa de tristeza y empatía.
Que las ayudas europeas y nacionales destinadas desde hace años a la reconversión y reactivación de los municipios españoles cuyas economías  dependen en buena medida de esta industria, podrían haber sido invertidas con mejores resultados, seguramente.  Que a día de hoy el sector en España tiene señalados los plazos de cierre a corto plazo, es una realidad. Que la combustión de esta materia prima produce más contaminación que otras fuentes de generación eléctrica, es cierto; sin embargo,  el  consumo de carbón en España para tal fin en el 2011, fue un 82% superior al del año anterior (principalmente de importación), y las predicciones a nivel  mundial indican que la demanda experimentará una línea ascendente hasta el 2030, superando en un 20% a la actual. Que se están llevando a cabo investigaciones y proyectos encaminados a minimizar el impacto ambiental generado en su quema, es un hecho. Que las cosas cambian y hay que adaptarse a los nuevos tiempos y circunstancias, la historia lo avala. Que vivimos una crisis económica de mucho calado, lo tenemos bastante claro.
Ante tales circunstancias y perspectivas,  ¿es acertado enviar a todo un sector al patíbulo con semejante premura?, ¿qué planes existen para contrarrestar el impacto social ocasionado en las zonas afectadas?, ¿será más económico el mineral nacional que el de importación a la vuelta de la esquina?
Como en cualquier  tema objeto de análisis y debate, las posiciones u opiniones acerca de la rentabilidad y/o conveniencia de continuar aportando oxígeno a la producción de carbón, no son unánimes ni convergentes, pero leer o escuchar comentarios en los que se califica de vagos o privilegiados a quienes trabajan en duras condiciones bajo tierra, es para echarse las manos a la cabeza. ¡Cuánta ignorancia e insensibilidad anda suelta!


martes, 19 de junio de 2012

Consecuencias consustanciales

El Correo>Opinión>cartas del lector

Las noticias acerca del fraude fiscal y la economía sumergida nunca han sido cuestiones que causaran demasiada desaprobación y desasosiego entre la población, más bien y al contrario, actitudes con las que sacar  pecho, actividades  dignas de aplauso, admiración o envidia.  Es decir, los ciudadanos hemos sido conscientes y, en mayor o menor  medida,  partícipes activos o pasivos en la misma.
Aún recuerdo la contrariedad sentida cuando, hace unos dieciséis años, decidimos dar el paso del alquiler a la adquisición de la vivienda, ya que amistades y compañeros de trabajo  coincidían en el mismo pronóstico: comprar una vivienda sin pagar un porcentaje sustancial del importe total “en dinero B”, sería una ardua tarea,  un  bonito sueño. Por fortuna, y  tras navegar contra viento y marea, fue posible llegar a buen puerto.
Desde la ingenuidad  no lograba entender por qué se transigía y colaboraba con esa práctica, por qué se asimilaba con total naturalidad el abono por debajo de la mesa del salario neto de  un año, cómo era posible semejante connivencia social y política ante un fraude de tal calibre.
Los últimos 20 años de actividad laboral de un vecino fueron desarrollados  alternando los contratos de trabajo entre dos empresas, y una de ellas siempre le abonó buena parte del salario fuera de nómina. Recientemente, un conocido me dice que lleva varios meses trabajando en el interior de viviendas de manera sumergida; comen a diario y tienen que pagar la hipoteca. La carta de una lectora publicada hace unos días en el País, denuncia que a su hijo le ofrecían dos trabajos de camarero, aunque ninguno con contrato laboral.
Si la ciudadanía contempla conductas punibles en quienes desempeñan cargos institucionales sin que las mismas tengan consecuencias, si los fraudes voluminosos gozan de salvoconducto y si la economía de las familias es cada día más precaria y apretada, es obvio que sólo pagará quien no tenga oportunidad de librarse de las deficientes y selectivas redes fiscales.
Consecuencias consustanciales al modelo de  sociedad impulsado, donde los objetivos particulares prevalecen sobre los generales, donde para alcanzar el poder y el lujo se justifica lo inexcusable.

jueves, 14 de junio de 2012

Parece que no

El País>Opinión>cartas del lector

Si la llegada de los hombres de negro no es evento como para preparar un recibimiento con bandas de gaiteros y grupos de bailarines haciendo cabriolas, conocer que la ciudadanía manifiesta depositar más confianza en organismos foráneos que en los medios propios a la hora de llevar a cabo la evaluación y el control de las cuentas de las entidades financieras de nuestro país, tampoco es motivo de celebración y alborozo, sino de preocupación y tristeza.
Según los resultados de la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), la clase política y la corrupción ocupan el tercer y quinto lugar respectivamente, entre las preocupaciones de la población; el grado de confianza en los inspectores de Hacienda es escaso para el 32,5% y nulo para el 17,6%; y en el caso de los jueces, el 37,6% de los ciudadanos expresa sentir poca confianza hacia el colectivo y ninguna el 20,6%.
Se muestra preocupación ante la desafección y el desfavorable clima político y social del momento, pero, ¿se están haciendo las cosas apropiadas para reconducir y cambiar la situación? Por lo visto, parece que no. Y, como dice el refranero, a río revuelto, ganancia de pescadores.

domingo, 10 de junio de 2012

¿Protestas indecentes?

Magazine (La Vanguardia)>cartas del lector


Qué es más vergonzante y escandaloso, ¿el desnudo público y reivindicativo de un reducido  grupo de jóvenes activistas, o la situación de desigualdad y pobreza social que lleva a miles de mujeres a ejercer la prostitución para adquirir alimentos, pagar la vivienda, vestirse o  costear los estudios universitarios? La forma de protesta y denuncia elegida por las integrantes de Femen, organización ucraniana que sueña y trabaja por la configuración de una sociedad más justa y humana, puede  resultar más o menos acertada y concitar mayor o menor apoyo, aunque, a tenor de lo visto, no parece haber sido un fiasco. De hecho,  ¿habrían dado lugar a un reportaje en una revista (Magazine, 27/V/2012)  editada y divulgada a miles de kilómetros  si hubiesen optado por   llevar una pancarta o camiseta con un eslogan?
Indecente y deplorable es hacer turismo sexual para acostarse con menores de edad, no tratar de impedirlo a través de acciones pacíficas.  

Cambios

Opinión A Coruña>Opinión>cartas del lector


Al ver en la prensa la fotografía en la que el rey don Juan Carlos saluda a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, me vino a la cabeza otra imagen a blanco y negro publicada a finales de 2011 en los medios de comunicación, en la que una joven de 22 años, sentada en una silla, declaraba ante un tribunal militar en la ciudad de Río de Janeiro tras pasar varias semanas en prisión. Corría el año 1970, y aquella chica de pelo corto y rostro serio, en la actualidad es la actual mandataria de Brasil elegida en las urnas.
Siempre hubo y habrá personas tildadas de inadaptadas, raras o perjudiciales por mostrar su desacuerdo ante circunstancias culturales y sociales consideradas como lesivas e improcedentes debido al menoscabo, la marginación o el desprecio que las mismas representan para el bienestar de los ciudadanos. Cuestiones tales como la esclavitud, el maltrato a la mujer o la carencia de medidas de protección y seguridad de los trabajadores, que ahora suscitan desaprobación y son objeto de persecución y castigo social, en otros tiempos no tan lejanos fueron asumidas y/o defendidas con vehemencia y naturalidad por una sociedad que interpretaba y percibía con recelo las demandas de cambio de la situación reinante.
Las ideas, propuestas e inquietudes manifestadas en los últimos tiempos por millones de jóvenes a lo largo y ancho del planeta, pueden ser percibidas como quimeras pasajeras y de corto recorrido, pero, si el panorama mundial no es paradigma de cordura, felicidad y justicia, ¿qué imagen presentaría si no hubieran germinado parte de las semillas de humanidad y utopía plantadas, regadas y cuidadas con esperanza, mimo, y tesón a lo largo de la historia? Sin la energía que proporcionan los sueños y anhelos de mayor prosperidad y menor miseria, de más honestidad y menos mentiras, de más felicidad y menos sufrimiento, ¿habría movimiento?

jueves, 7 de junio de 2012

La respuesta no está en el viento

El Correo>Opinión>cartas del lector
El Montañes>Opinión>cartas del lector
Escribía el filósofo y escritor Fernando Savater, en un artículo reciente, que el enfoque de la educación debe ser realizado desde un objetivo de gran angular, tener un campo de visión amplio, una perspectiva desde la que puedan contemplarse horizontes que no se limiten a la rentabilidad económica, pues la vida no se reduce a cosechar dinero y bienes materiales obviando y desplazando el cultivo del civismo y los valores más preciados y rentables para las sociedades a corto, medio y largo plazo: Los valores humanos.
No recuerdo si fue en “Ética para Amador” o “Política para Amador”, libros del mencionado autor donde leí una frase que me llevó a la reflexión y a contemplar y valorar determinadas actitudes y circunstancias desde posiciones diferentes: en política, el fin no justifica los medios.
Pasados veinte años, parece ser que tal principio no ha ganado terreno ni calado lo suficiente en la sociedad, sino y, contrariamente, la sensación es que ha perdido peso. Es más, incluso el fin queda cuestionado, porque echando una mirada al panorama actual cabe preguntarse cuál ha sido el objetivo político en los últimos tiempos: ¿el interés general o el particular?
Es obvio que existe una desorientación y contaminación social preocupante, ya que se ha estado concediendo prioridad al tener sobre el ser, se ha primado la ambición y el enriquecimiento individual por encima de la empatía y bienestar del grupo, se ha incentivado la cultura del todo vale para alcanzar la cima del lujo y el despilfarro, se ha premiado la trampa y la indecencia e infravalorado la honestidad y coherencia. Y ahora, cómo si todo ello hubiera caído del cielo de forma natural e inesperada, nos echamos las manos a la cabeza y esperamos soluciones ante semejante indiferencia, adversidad y desconcierto.
La respuesta no está en el viento, sino en las manos del ser humano. Teniendo en cuenta la intensidad y superficie de las zonas del mundo prósperas en calamidad, sufrimiento, injusticia e indecencia, ¿aún hay dudas de cuáles deben ser las metas del presente y futuro?

martes, 5 de junio de 2012

Delicado e incierto

Opinión A Coruña>Opinión>cartas del lector
El Comercio>Opinión>cartas del lector
La circulación de mensajes en la Red invitando a evitar la adquisición de productos en función de su lugar de confección u origen es algo que sucede con relativa frecuencia, un fenómeno derivado por diferentes motivaciones o intereses. Lo último visto al respecto amplía el ángulo selectivo de manera significativa, prácticamente hasta alcanzar los 360 grados, pues hace un llamamiento a la discriminación de los artículos que no lleven el código de barras con el identificativo de procedencia española.
Curiosamente, el archivo con tal llamamiento fue recibido por correo electrónico a través de una red de comunicaciones ideada por personas foráneas, además de ser desarrollada y estar participada con tecnologías y capitales de distintas naciones; el sistema operativo y la aplicación informática empleada para llevar a cabo su creación y difusión son productos con patente extranjera; y los ordenadores o terminales empleados en el proceso de envío y recepción están fabricados al otro lado de nuestras fronteras. ¡Qué delicado e incierto resulta introducirse en ciertos terrenos!
Como hasta el momento, procuraré utilizar o consumir tomates, plátanos, naranjas y otras muchas mercancías de procedencia nacional, sin embargo, parte de las soluciones a buena parte de nuestros problemas, quizás se encuentren, precisamente, en la importación de modelos de comportamientos y gestión política llevados a cabo en determinados países de la Unión Europea.http://enmiopinion.laopinioncoruna.es/cartas-al-director

lunes, 4 de junio de 2012

No es de recibo

El País>Opinión>cartas del lector
Opinión A Coruña>Opinión>cartas del lector

Ante las noticias que llegan sobre el índice de fraude fiscal y la transparencia de las instituciones del estado en ciertas naciones de la Comunidad Europea, así como del bajo nivel de tolerancia ante conductas dudosas o poco ejemplares de los representantes públicos elegidos en las urnas, cabe preguntarse cómo perciben y qué imagen se forman desde la distancia al contemplar el funcionamiento y devenir democrático de nuestro país.
Últimamente, abundan las declaraciones y discursos que acuden a la comparativa de distintos aspectos con el propósito de justificar o edulcorar la implementación de medidas políticas que no son acogidas con los brazos abiertos ni alborozo por parte de la ciudadanía. Puede aludirse al menor precio de los carburantes en España respecto a otros vecinos, a la baja productividad de los trabajadores españoles, al copago sanitario realizado al otro lado de nuestras fronteras o al inferior importe de las matrículas en nuestras universidades. Sin embargo, ¿no es curiosa la ausencia de referencias cuando se trata de cotejar determinadas situaciones o temas? Cuestiones como pueden ser la limitación y compatibilidad de sueldos públicos y privados en la política, la eficacia del combate contra la evasión fiscal, la progresividad de los impuestos, la desigualdad social o la dimisión por comportamientos indignos o presuntamente delictivos en el ejercicio de funciones o cargos públicos, son omitidas y pasadas por alto sin sonrojo, arrepentimiento o cargo de conciencia que impida conciliar el sueño.
Visto lo visto, no parece sencillo encontrar argumentos con los que defender posiciones inmovilistas, actitudes contrarias a la introducción de reformas dirigidas a depurar, fortalecer y dar brillo al sistema democrático. Ahora bien, por muchos cambios que se llevan a cabo en el papel, si están hechos a remolque y no por convicción y concienciación, ¿pueden esperarse resultados satisfactorios y sustanciales en la sociedad?
Teniendo presente que lo que está en juego es algo tan importante como es el bienestar social, no es de recibo apoyarse en historias e intereses partidistas, ideas religiosas o roles sociales que impidan u obstaculicen cambiar la errónea y nefasta dirección emprendida.

No es de recibo

El País>Opinión>cartas del lector
Opinión A Coruña>Opinión>cartas del lector

Ante las noticias que llegan sobre el índice de fraude fiscal y la transparencia de las instituciones del estado en ciertas naciones de la Comunidad Europea, así como del bajo nivel de tolerancia ante conductas dudosas o poco ejemplares de los representantes públicos elegidos en las urnas, cabe preguntarse cómo perciben y qué imagen se forman desde la distancia al contemplar el funcionamiento y devenir democrático de nuestro país.
Últimamente, abundan las declaraciones y discursos que acuden a la comparativa de distintos aspectos con el propósito de justificar o edulcorar la implementación de medidas políticas que no son acogidas con los brazos abiertos ni alborozo por parte de la ciudadanía. Puede aludirse al menor precio de los carburantes en España respecto a otros vecinos, a la baja productividad de los trabajadores españoles, al copago sanitario realizado al otro lado de nuestras fronteras o al inferior importe de las matrículas en nuestras universidades. Sin embargo, ¿no es curiosa la ausencia de referencias cuando se trata de cotejar determinadas situaciones o temas? Cuestiones como pueden ser la limitación y compatibilidad de sueldos públicos y privados en la política, la eficacia del combate contra la evasión fiscal, la progresividad de los impuestos, la desigualdad social o la dimisión por comportamientos indignos o presuntamente delictivos en el ejercicio de funciones o cargos públicos, son omitidas y pasadas por alto sin sonrojo, arrepentimiento o cargo de conciencia que impida conciliar el sueño.
Visto lo visto, no parece sencillo encontrar argumentos con los que defender posiciones inmovilistas, actitudes contrarias a la introducción de reformas dirigidas a depurar, fortalecer y dar brillo al sistema democrático. Ahora bien, por muchos cambios que se llevan a cabo en el papel, si están hechos a remolque y no por convicción y concienciación, ¿pueden esperarse resultados satisfactorios y sustanciales en la sociedad?
Teniendo presente que lo que está en juego es algo tan importante como es el bienestar social, no es de recibo apoyarse en historias e intereses partidistas, ideas religiosas o roles sociales que impidan u obstaculicen cambiar la errónea y nefasta dirección emprendida.

domingo, 3 de junio de 2012

Inolvidables momentos

XL Semanal>cartas del lector


En ocasiones, una imagen da lugar a otra que, de manera  irremediable, lo conducen a uno en el terreno de las emociones. Al ver la portada del XL Semanal con Emilio Aragón, surgió una estampa que tiene un espacio fijo en el álbum de mis recuerdos: estoy al lado de mi padre, disfrutando de su contacto y sonrisa mientras Había una vez un circo.  Han pasado unas décadas, pero aún es tiempo de dar las  gracias a la familia Aragón.

Algo más

El Comercio>Opinión>cartas del lector


Tras una mañana de exposición a un aluvión de oscuras y desalentadoras noticias sociales  ofrecidas de manera reiterada por los medios de comunicación, fue agradable y esperanzador   escuchar que grupos de jóvenes voluntarios de entre 16 y 18 años, a través del proyecto educativo Conecta joven, llevan a cabo jornadas destinadas a  enseñar informática a nivel básico a  personas adultas en riesgo o sumidas en una situación de exclusión social. Una acción que no reporta dinero, ni acciones, ni viajes de fin de semana en hoteles de lujo con todo incluido, ni fama o protagonismo televisivo, sino beneficios intangibles, sin valor bursátil o de mercado: se refuerza el compromiso y la conciencia social, se realiza una labor enriquecedora y gratificante, se establece el acercamiento y la comunicación intergeneracional,  se  adquieren conocimientos que facilitan la utilización y familiarización con las tecnologías de la información y comunicación o se fortalece la autoestima.
Afortunadamente, no todo es codicia, interés particular y tontería.