Tras
una mañana de exposición a un aluvión de oscuras y desalentadoras noticias
sociales ofrecidas de manera reiterada
por los medios de comunicación, fue agradable y esperanzador escuchar que grupos de jóvenes voluntarios de
entre 16 y 18 años, a través del proyecto educativo Conecta joven, llevan a cabo jornadas destinadas a enseñar informática a nivel básico a personas adultas en riesgo o sumidas en una
situación de exclusión social. Una acción que no reporta dinero, ni acciones,
ni viajes de fin de semana en hoteles de lujo con todo incluido, ni fama o
protagonismo televisivo, sino beneficios intangibles, sin valor bursátil o de
mercado: se refuerza el compromiso y la conciencia social, se realiza una labor
enriquecedora y gratificante, se establece el acercamiento y la comunicación
intergeneracional, se adquieren conocimientos que facilitan la
utilización y familiarización con las tecnologías de la información y
comunicación o se fortalece la autoestima.
Afortunadamente, no
todo es codicia, interés particular y tontería.