El Diario Montañés>Opinión>cartas del lector
El Norte de Castilla>Opinión>cartas del lector
Diario Sur>Opinión>cartas del lector
La Nueva España>Opinión>cartas del lector
El Comercio>Opinión>cartas del lector
El Norte de Castilla>Opinión>cartas del lector
Diario Sur>Opinión>cartas del lector
La Nueva España>Opinión>cartas del lector
El Comercio>Opinión>cartas del lector
Al buscar en Internet información sobre el coste de un parto en los
hospitales de la sanidad pública española, se observa que no hay establecidas
diferencias atendiendo al sexo del recién nacido, sino en función de la
complejidad o gravedad del parto. Y lo mismo sucede al llegar a la estación que
pone fin al recorrido, pues el precio que acarrea morirse no guarda relación
con el sexo de la persona fallecida, sino con cuestiones ligadas al mercado,
los impuestos y, por lo visto, en buena medida debido al lugar geográfico donde
tenga lugar el sepelio (desde 2.261 euros en Cuenca, pasando a 4.765 euros en
Madrid y situándose en 6.441 euros en Barcelona). En cambio, parece ser que el
salario derivado del trabajo a lo largo de la vida, en muchísimos casos sí que
varía por el mero hecho de haber nacido hombre o mujer. ¿Es algo razonable y
sostenible?