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En
un espacio televisivo distintos colaboradores e invitados opinan y
discrepan en torno al grave problema del los desahucios cuando, en un momento
dado, el presentador interviene y para el debate dando paso a una publicidad
interna que invita a los telespectadores a llamar a un número de teléfono para
participar en un sorteo de seis mil euros que será realizado antes de finalizar
el programa. Acto seguido, el público presente en el plató rompe en aplausos y,
pasados unos segundos, se retoma el hilo para hablar de la incidencia o
penetración que la pobreza infantil tiene en la actualidad en España.
Dejando
a un lado la disonancia entre lo tratado y lo publicitado (asunto para la
reflexión), llama la atención observar la diarrea de aplausos existente en los
últimos tiempos en las televisiones, se aplaude sin causa, razón y
criterio, es decir, como marionetas. ¿Reflejo social extrapolable a otros
terrenos o ámbitos?