jueves, 29 de enero de 2015

Bienestar y apoyo a la democracia

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Ojeando el Informe 2013  realizado por la ONG Corporación Latinobarómetro  en 18 países latinoamericanos,  en el que, entre otros aspectos, se evalúa la evolución del apoyo y la creencia de los ciudadanos en la democracia, así como la satisfacción mostrada con el proceso de distribución de la riqueza en el periodo 1995-2013,  parece ser que la percepción y el sentimiento de la ciudadanía está tomando rumbos diferentes a ambos lados del Atlántico. Mientras que en Latinoamérica se aprecia un crecimiento de la simpatía y el respaldo ciudadano al sistema democrático y a las políticas puestas en práctica para disminuir la pobreza,  en Europa es apreciable un aumento del descontento y la desconfianza de la población respecto al papel ejercido por los  Estados  y Organismos  para atender las necesidades de la gente e incrementar la calidad del funcionamiento democrático. Si la democracia  pierde valor y atractivo entre las personas que tienen dificultades para comer y vivir en condiciones aceptables,  tal como se pone de relieve en el estudio mencionado,  la capacidad de seducción y encanto de ésta en el viejo continente corre el riesgo de sufrir un debilitamiento continuado.

domingo, 25 de enero de 2015

En clara desventaja

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Si  las mujeres sintieran excitación y placer sexual con la estimulación de la nariz, más de 125 millones de personas en el mundo podrían tener el rostro desfigurado; cifra estimada por UNICEF respecto al número de niñas y mujeres que  padecen los daños físicos y psíquicos derivados de haber sufrido la mutilación genital o ablación. Es lo que tiene considerar que las hembras deben  complacer al varón sin entregarse al deleite, el efecto de una costumbre egoísta, cruel e inhibidora. Siendo tantas las materias y cuestiones en las que el sexo femenino está en clara desventaja, inferioridad y discriminación social, puede decirse que nacer mujer en el siglo XXI sigue siendo  un factor de riesgo. ¡Señores!, a las hijas  pequeñas hay que cortarles las uñas para evitar que se lastimen,  algo muy diferente  a la amputación de órganos y capacidades.

jueves, 22 de enero de 2015

Escasez y salud pública

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Hace unas semanas, recibí una carta de Tráfico recordándome que mi coche  cumplirá diez años de antigüedad próximamente, tiempo durante el cual han sido desarrollados  elementos de seguridad incorporados en los modelos actuales. Soy consciente, pero como todavía está en buenas condiciones, espero que pase unas cuantas veces más la Inspección Técnica de Vehículos (ITV). Aun siendo indiscutible que la renovación del parque automovilístico contribuye es un factor positivo a la hora de reducir la siniestralidad en las carreteras, también lo es que la situación económica de muchas familias no invita a pasar por los concesionarios y, lo que es más preocupante, e incluso impide llevar a cabo las revisiones y mantenimientos pertinentes para mantener los vehículos en buen estado. Y, lamentablemente, los efectos de la escasez no solo repercuten en la seguridad vial, sino que se trasladan e inciden de manera negativa en diversas cuestiones relacionadas con la salud pública como pueden ser  la alimentación, el acceso a los medicamentos,   las visitas al dentista o la temperatura y la seguridad en el hogar.  Un estudio de la Universidad de las Palmas cuantifica en unos 40.000 millones de euros el coste social de la corrupción, una cantidad nada despreciable que podría ser destinada al progreso del país y al bienestar de los ciudadanos.

miércoles, 14 de enero de 2015

Suelen ser los otros

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De vez en cuando saltan noticias sobre la autorización de batidas cuyo objetivo es la captura de perros asilvestrados responsables de ataques en la ganadería de los municipios o comarcas por donde se mueven; canes que, en muchos casos, han pasado de ser fieles y entrañables mascotas de familia a formar grupos incontrolados de animales desconfiados y peligrosos.
Abonos como el abandono, la ausencia de contacto, el desprecio y el maltrato llegan a transformar los frutos dulces en amargos. Y, aunque existen diferencias notables entre la cabeza de los perros y los humanos, las situaciones de desigualdad y exclusión social, de atropello político, de discriminación étnica o de intolerancia religiosa producen trastornos en las relaciones y los sentimientos humanos que nos transforman en animales extraordinariamente salvajes y violentos. Es realmente penoso y patético que, para hacer gala de pertenecer a la especie con mayores capacidades intelectuales del planeta, llevemos siglos y siglos manteniendo comportamientos propios de seres primarios, necios, estúpidos y autodestructivos. Pero bueno, las culpas y responsabilidades siempre suelen arrojarse a los rostros de los otros.

domingo, 11 de enero de 2015

Producto de la genética cultural

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Que las chicas hagan labores de limpieza mejor que los chicos por una cuestión de genética, tal como le espetó un niño a una niña en un programa televisivo, es algo llamativo y un tanto decepcionante. Un claro ejemplo de que, en materia de igualdad de género, las leyes en España sacan ventaja a la realidad social. Aunque pase desapercibido y actualmente sea más un producto de la inercia costumbrista que una señal identificativa de subordinación, dominio o maltrato, un detalle significativo al respecto presente de manera predominante en nuestros pueblos y ciudades es el orden de  los nombres en los buzones de las viviendas, situando en la parte superior de la placa el del hombre y  en la inferior el de  la mujer. Lo que sí parece  tener relación con  la genética cultural es el machismo, una  semilla que germina y se reproduce con más o menos vigor en los diferentes ecosistemas humanos repartidos por el planeta. ¡Y cuánto tiempo, esfuerzo y herbicida educativo va a ser necesario para reducir semejante lacra mundial!  Soy consciente de que es un tema tratado y abordado con insistencia en los medios de comunicación, pero bastante menos que el relativo a la información meteorológica.

jueves, 8 de enero de 2015

Van más allá

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Con independencia de que obtenga o no la distinción como mejor profesor del mundo,  parece ser  que,  el docente aragonés César Bora,  está dejando una  grata, nutritiva e indeleble huella en  muchos de los alumnos que pasan por sus clases. En las entrevistas realizadas en la radio y televisión que he tenido la ocasión y el placer de ver y escuchar, los medios destacan el interés manifestado por este profesional en tratar de trasmitir a los menores enseñanzas que van más allá del objetivo técnico y el contenido curricular, cuestiones que, como la empatía y el respeto a los derechos humanos, guardan mayor relación con el bienestar y la felicidad de las personas que con las primas de riesgo  y las cotizaciones bursátiles. Además de compatible con el progreso científico-tecnológico y la economía productiva, una educación académica estimulante, creativa y rica en valores éticos contribuye a desarrollar  sociedades  más equitativas y a elevar el nivel de felicidad nacional bruta. Es decir, con menos terreno abonado para el cultivo y proliferación de la injusticia, la codicia y la desvergüenza. Importan las letras y las ciencias, pero también importa educar para ser buenas personas.  

 

 

miércoles, 7 de enero de 2015

Relamerse en la autocomplacencia

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En una sociedad democrática no debe de extrañar  que, cuando hay un porcentaje considerable de la población viviendo en situación de gran dificultad y se llevan a cabo recortes presupuestarios en sectores elementales para el bienestar social, surjan reproches y debates públicos en torno a la conveniencia de destinar recursos de los contribuyentes a pagar costosos retratos  de transitorias figuras políticas. Sin embargo, teniendo en cuenta el cada vez más extendido y desbordado afán por hacerse autofotos o “selfies”, uno llega a preguntase cuántas personas posarían encantadas ante un famoso pintor en el caso de ostentar cargos políticos de relevancia, llegando a olvidar u obviar críticas y pasando a relamerse en la vanidad y  autocomplacencia. Y, bien sea debido a una cuestión de narcisismo, de deseo de protagonismo o de simple seguimiento de una moda, parece que los millones de fotografías subidas a diario en las redes sociales quedarán cubiertas por el manto del tiempo. Porque, guste más o menos,  la mayor parte de los humanos pasamos al olvido tras dos o tres generaciones después de haber hecho el último selfie. 

viernes, 2 de enero de 2015

Más distancia mental que kilométrica

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Hace unos días escuché en la radio a una española que, empujada por una situación  económica y laboral adversa y poco prometedora, había tomado el camino de la emigración hacia Finlandia hace un par de años. Y aunque como es normal, confesaba tener sentimientos de añoranza por determinadas  cuestiones que no pueden llevarse en las maletas, también declaraba  encontrarse satisfecha y gratamente sorprendida ante aspectos sociales como la atención dispensada en el colegio a su niño y la reacción mostrada por su jefa cuando decidió comunicarle que estaba embarazada de cinco meses.  Del miedo contenido ante la respuesta y las consecuencias que pudieran desencadenarse tras  desvelar su estado, pasó a un estado de asombro y de tranquilidad, pues lejos de representar un inconveniente y transformarse en drama laboral,  parece que dio lugar a efusivas manifestaciones de alegría y  muestras sinceras de cariño y sensibilidad. En aquellas latitudes no perciben a las mujeres en edad de tener hijos como un posible problema. Por lo visto,  en ciertas materias existe más distancia mental entre Finlandia y España  que kilométrica.

jueves, 1 de enero de 2015

Error de cálculo

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Puede comenzar echándose la vuelta del café en  la máquina tragaperras y, con el paso del tiempo y la falta de autocontrol, terminar atrapado entre los brazos de la ruina, el engaño, el recelo y exclusión social. Difícilmente puede una persona  superar y mantener en cuarentena  un trastornos  como la ludopatía sin dar el paso que reconoce la existencia del problema, y arduo parece tenerlo una organización política para liberarse y no recaer en la red de la indecencia sin llevar a cabo una catarsis  y establecer filtros  éticos sometidos a un programa de supervisión, mantenimiento y renovación. Y de poco sirve salir a escena simulando decepción y repulsa ante la suciedad moral para, a continuación, regresar a un camerino  donde se acumula la inmundicia y el aire contaminado. Y pensar que, en una época dominada por la tecnología de la información y comunicación, es posible mantenerse de manera sostenible en el escenario político presentándose en el mismo con la ropa planchada pero  desprendiendo un intenso y desagradable olor a deshonestidad y mentira, parece todo un  error de cálculo de cara a las urnas.