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Iniciado el periodo establecido para realizar la declaración de la
renta, la ciudadanía es receptora de la campaña publicitaria efectuada por la
Agencia Tributaria en los medios de comunicación con el ánimo y propósito de
cultivar conciencia y responsabilidad social en materia fiscal. “Si no
fuera por Juan, Ana no podría llevar a su hija al colegio”, es un eslogan que
podemos leer y escuchar en las televisiones, radios y periódicos, una frase que
contiene la esencia del mensaje lanzado este año: Contribuimos para recibir.
Sin embargo, los esfuerzos institucionales dedicados a estimular y
promover la implicación y el sentido del deber de la población a la hora de
pagar impuestos, tienden a caer en saco roto al situarse ante
declaraciones emitidas desde el ámbito político y gubernamental que, con total
naturalidad y aplomo, justifican el escaqueo contributivo aludiendo a la
utilización de los puentes y túneles legales previstos al efecto. Como
escuché decir hace unos días en la radio a un conocido jurista, en los
“vertederos fiscales” (denominados como paraísos) se acumulan grandes partidas
de engaño, miseria e indiferencia humanitaria.