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Aun teniendo curiosidad por contemplar el entrenamiento de
contorsionistas y trapecistas, en asistir a una reunión de comerciales donde se
dirime y última una estrategia de venta o en presenciar la preparación y el
ensayo de piezas musicales por parte de una orquesta, creo que el foco central
de atención de la mayor parte del público tiende a situarse en la
representación u oferta final ofrecida. Y algo así es lo que sucede con las
negociaciones establecidas a puerta cerrada entre los partidos políticos
para tratar de acercar posturas y lograr acuerdos programáticos de gobierno,
pues lo realmente interesante para la ciudadanía no es visualizar
el directo de la presentación de propuestas, de las buenas o malas
caras de los delegados y de los tiras y aflojas mantenidos, sino poder ver el
fruto ya madurado sin tratamientos ni envoltorios que oculten o
disimulen las partes golpeadas y en mal estado. Lamentablemente, poco a poco crece
el escepticismo entre la población y cala la idea de que las urnas se parecen
cada vez más al juego de triles.
