Norte de Castilla>Opinión>cartas del lector
Si unos baños son usados por miles
de personas a diario y no disponen de un sistema de control, limpieza y
mantenimiento adecuado, hacen falta pocas cavilaciones para conocer el
resultado: malos olores, suelos sucios y mojados, carencia de papel higiénico y
un deterioro progresivo de las instalaciones. Y ello, con independencia
de que los servicios sean públicos o privados. Sin embargo, parece que este
aspecto no se tiene muy en cuenta cuando se dan noticias como, por
ejemplo, la relativa a la decisión de privatizar los servicios de la estación
de tren de Atocha en Madrid, en los que será necesario pagar por su
utilización. Según el tratamiento o enfoque dado en algunos medios de
comunicación, el hedor y la suciedad en los mismos será una cuestión del
pasado una vez estén gestionados por una empresa privada, es decir, se da por
sentado que estos emplazamientos están en peor estado cuando son
dirigidos y atendidos por una entidad de pública. Pero, a qué se debe la
diferencia en las condiciones que puedan presentar, ¿a la titularidad o a las
prestaciones y los cuidados de que son objeto? Otra historia es cómo
financiarlos.