El País>Opinión>cartas del lector
Diario Sur>Opinión>cartas del lector
El Norte de Castilla>Opinión>cartas del lector
Hasta hace más o menos un año,
Fátima estaba casada, vivía junto a su marido y los dos hijos menores de edad
fruto del matrimonio, era profesora de inglés y consideraba que el
lenguaje era un magnífico instrumento para debatir, exponer inquietudes,
alcanzar acuerdos e imprimir cambios sociales. En la actualidad, es
conocida por el alias de Guevara, la relación con el marido fracasó por
diferencias políticas, la casa donde vivían fue destruida, desconoce si sus
hijos están vivos o muertos y ha sustituido las palabras por las balas,
es una francotiradora en la ciudad Siria donde residía. ¡Qué duro y qué
asequible puede resultar cruzar el puente que va de la razón a la locura!
Y, en cuestiones como odio y la venganza, escasa relevancia parece tener
el color de las manos que se bañan en sangre, de la procedencia del proyectil o
de la identidad de quienes arrojan armas químicas, pues el dolor y la inquina
se propaga por igual en todas direcciones, siendo cada muerte un foco de
emisión de rabia y desconfianza arrastrada durante generaciones. En materia de
respeto y convivencia, ¡qué poquito se aprende del pasado!