domingo, 29 de septiembre de 2013

A qué se debe

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Si unos baños son usados por miles de personas a diario y no disponen de un sistema de control, limpieza y mantenimiento adecuado, hacen falta pocas cavilaciones para conocer el resultado: malos olores, suelos sucios y mojados, carencia de papel higiénico y un deterioro progresivo de  las instalaciones. Y ello, con independencia de que los servicios sean públicos o privados. Sin embargo, parece que este aspecto no se tiene  muy en cuenta cuando se dan noticias como, por ejemplo, la relativa a la decisión de privatizar los servicios de la estación de tren de Atocha en Madrid, en los que será necesario pagar por su utilización. Según el  tratamiento o enfoque dado en algunos medios de comunicación, el hedor y  la suciedad en los mismos será una cuestión del pasado una vez estén gestionados por una empresa privada, es decir, se da por sentado que estos emplazamientos están en peor estado  cuando son dirigidos y atendidos por una entidad de pública. Pero, a qué se debe la diferencia en las condiciones que puedan presentar, ¿a la titularidad o a las prestaciones y los cuidados de que son objeto? Otra historia es cómo financiarlos.