El Norte de Castilla>Opinión>cartas del lector
La Opinión A Coruña>Opinión>cartas del lector
El Correo>Opinión>cartas del lector
Magazine (La Vanguardia)>cartas del lector
Desde las instituciones públicas
se insiste en la lógica necesidad de mantener estilos de vida y
comportamientos individuales equilibrados y responsables para prevenir
accidentes y enfermedades físicas, pero, y ¿qué sucede con el bienestar mental
y social? A tenor de los estudios y pronósticos realizados por expertos
en trastornos mentales, uno de cada diez españoles tendrá problemas de
ansiedad, causados en buena medida por las adversidades personales fruto de un
sistema que condena a millones de personas a la inseguridad, exclusión o
precariedad social. Y ello, sin olvidar que las alteraciones psíquicas
pueden somatizarse, dando lugar a diferentes síntomas y molestias físicas, y
que la pobreza tiene una incidencia negativa en la calidad y esperanza de vida.
Si existe preocupación e interés en elevar las cuotas de salud de la
población, habrá que hacer algunos cambios en los objetivos políticos y
sociales como, por ejemplo, conceder mayor valor al concepto e indicador
de Felicidad Interior Bruta (FIB) que al de Producto Interior Bruto. Es
decir, anteponer la solidaridad a la codicia.