miércoles, 11 de septiembre de 2013

Algunos cambios

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Desde las instituciones públicas se  insiste en la lógica necesidad de mantener  estilos de vida y comportamientos individuales equilibrados y responsables para prevenir accidentes y enfermedades físicas, pero, y ¿qué sucede con el bienestar mental y social? A tenor de los estudios y pronósticos realizados por  expertos en trastornos mentales, uno de cada diez españoles tendrá problemas de ansiedad, causados en buena medida por las adversidades personales fruto de un sistema que condena a millones de personas a la inseguridad, exclusión o precariedad  social. Y ello, sin olvidar que las alteraciones psíquicas pueden somatizarse, dando lugar a diferentes síntomas y molestias físicas, y que la pobreza tiene una incidencia negativa en la calidad y esperanza de vida. Si existe  preocupación e interés en elevar las cuotas de salud de la población, habrá que hacer algunos cambios en los objetivos políticos y sociales como, por ejemplo, conceder mayor valor  al concepto e indicador de Felicidad Interior Bruta (FIB) que al de Producto Interior Bruto.  Es decir, anteponer la solidaridad a la codicia.