Otro doloroso fracaso

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Decía una estupenda viñeta de Forges que “No hay guerras justas y guerras injustas, solo hay malditas guerras”. Llevamos varios meses viendo, escuchando y leyendo noticias referentes al desarrollo de los acontecimientos en Libia, y cada día que pasa  se van acumulando  razones que confirman tal afirmación y sentimiento. La suma de muertes, violaciones, torturas y arbitrariedades  no es motivo de celebración y alborozo, sino  de decepción   y tristeza, pues, lamentablemente, una vez más, un pueblo fracasa dolorosamente en el intento de resolver los problemas y las diferencias propias de la convivencia a través de la reflexión, la flexibilidad y el diálogo.

Ofensas

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Ni me seducen ni presto demasiada atención a los desfiles, revistas o cualesquiera otros acontecimientos y soportes que procuran trazar la dirección de la estética a adoptar de manera periódica por parte de la ciudadanía, aunque ello no es óbice para que, así como apunta Quim Monzó en su artículo del 14 de agosto de 2011, me resulte complicado entender que pueda mantenerse una posición crítica o contraria a la decisión de unos grandes almacenes italianos de contratar a jóvenes que cumplan la función de maniquíes dinámicos, es decir. No se manifiesta una actitud similar ante trabajos homologables en contenido, como pudiera ser el de modelo de pasarelas o de fotografías para portadas o reportajes de moda.

En cambio, comprender la reprobación hacia la imposición de determinadas condiciones laborales parece una tarea bastante más sencilla. Por ejemplo, en el caso de exigir a las camareras y chicas de limpieza de un hotel que desempeñen su trabajo portando tangas, tops, medias finas y minifaldas.

Desmesura

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Si los excesos no suelen ser recomendables, y así se hace constar y advierte a la población desde instituciones u organismos públicos al señalar que debemos comer, conducir, practicar deporte o tomar el sol con moderación, no estaría de más que tal actitud se trasladara al ejercicio de la discusión y crítica política. Tal como sucedió en el último partido de fútbol disputado entre el Barcelona y el Real Madrid, determinadas conductas y espectáculos no solo resultan penosos y patéticos, sino que pueden ser tomados como patrón de referencia por los menores y alentar o estimular la desmesura de los adultos. ¿Es factible evitar o reducir la marginación y animadversión social cuando los representantes y gobernantes políticos actúan como focos emisores de crispación?

Incógnita

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En octubre de 2009 un grupo de adinerados alemanes solicitaba al gobierno un aumento provisional de los impuestos a las grandes fortunas con el objetivo de contribuir a la creación de proyectos sociales y económicos que ayudaran a mitigar las graves consecuencias que para muchas familias estaba teniendo la crisis, así como para crear las condiciones que ayudaran a superar la misma. Casi dos años después, por un lado, el hombre que ocupa el tercer puesto en la lista de los más ricos del mundo pide al presidente de Estados Unidos una subida de las retenciones fiscales a quienes más tienen, pues, mientras que él había pagado un porcentaje del 17,4% de sus ingresos a Hacienda en el 2010, los trabajadores de sus empresas aportaron un 36% aproximadamente. Y, por otro, dieciséis millonarios franceses sugieren una receta similar en su país, ya que consideran necesario una mayor colaboración e implicación por su parte en un momento de serias dificultades económicas y de esfuerzo colectivo.

Teniendo en cuenta la dinámica fiscal de las últimas décadas, surge una incógnita: ¿serán calificadas estas personas de insensatas, inconscientes o antisistema?

Alternativas

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En un fin de semana se recogieron en Gijón dos serpientes pitón de gran tamaño y que pertenecen a especies que pueden alcanzar los siete y diez metros de longitud. Uno cree que quien decide hacerse cargo de este tipo de animales tiene información y conciencia del compromiso adquirido, pero es evidente que la irresponsabilidad no es ajena a las personas con gustos exóticos. Por una cuestión de respeto hacia los animales, al prójimo y al entorno, en el caso de no desear un animal siempre existen alternativas diferentes al abandono, la imprudencia o la negligencia.

Fomento de la formación

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La incidencia de la educación y adquisición de conocimientos técnicos en el desarrollo y transformación de la sociedad es una cuestión que no se pone en entredicho, sino al contrario, se impulsa con el propósito de incrementar el nivel de capacitación de la población; aspecto insoslayable si el país trata de hacerse un hueco en un mundo tan dinámico y competitivo. Sin embargo, el reconocimiento y fomento de la formación o aprendizaje no debería utilizar una publicidad que se apoya en un contenido descortés o humillante, como es el caso de ciertos anuncios publicitarios llevados a cabo por un reconocido centro de formación a distancia, en los que las personas que no están en posesión de determinados saberes o estudios son prácticamente tildados de desecho social. Para promocionar el legítimo negocio de la formación, ¿es necesario desprenderse de la sensibilidad y el tacto?

Compromiso con la dignidad

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Dada la proliferación y abundancia de espacios  dedicados en los medios de comunicación a divulgar la imagen de personajes que se mueven en la telebasura como peces en el agua, a exhibir las fastuosas mansiones y yates de gente rica, leer la entrevista realizada a la abogada Almudena Bernabeu en el Magazine del  7 de mayo de 2011 ha sido reconfortante, pues pone de manifiesto que no todo el mundo está interesado y dedicado a  cultivar la  codicia  o estupidez. Una persona que se implica,  preocupa y aproxima al sufrimiento ajeno con el propósito de  evitar que el atropello y horror continúe su  expansión sin límites, cuando además ello conlleva separarse de su entorno y familia, es  un ejemplo inequívoco de compromiso con la dignidad y la vida. Pienso que lleva razón al indicar que la justicia es más completa desde que las mujeres forman parte y participan directamente en la misma, y más aún  cuando se trata de abordar una materia como la protección y defensa de los derechos humanos, siendo el sexo femenino objeto de abusos, violaciones y salvajadas injustificables  cometidas de manera sistemática en el mundo.

Redes fiscales

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Cuando éramos unos críos, en ocasiones acudíamos a las zonas exteriores donde los talleres del metal ubicados en las proximidades del barrio depositaban los recortes inservibles de perfiles, tuberías o chapas metálicas, y cargábamos con varios kilos hasta la chatarrería donde nos pagaban unas pesetillas que gastábamos en el quiosco o en los futbolines. Quién iba a pensar que la recogida de pequeñas cantidades de chatarra acabaría siendo una actividad regulada, que las personas dedicadas a la misma tendrían que darse de alta como profesionales y obtener la acreditación de 'técnicos transportistas de residuos sólidos urbanos no peligrosos'. Es indudable que el deber de contribuir al mantenimiento y desarrollo de las infraestructuras y servicios sociales atañe a todos los ciudadanos, aunque da la impresión de que las redes fiscales son más rígidas y eficientes ante las sardinas que ante los grandes cetáceos.

El cliente no siempre tiene la razón

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Aparte de que en nuestra etapa de mayor desmadre o descontrol, es decir, entre los dieciséis y veintitantos años de edad aproximadamente, no podíamos traspasar nuestras fronteras sin pasar previamente por el correspondiente control fronterizo, tampoco disponíamos del dinero necesario para acudir de juerga a otros países; además de la escasez de información y de opciones existentes al respecto para quienes procedíamos de familias trabajadoras. Pero, aun si hubiésemos tenido la posibilidad de acceder a semejantes alternativas, me resulta complicado imaginar un escenario en el que protagonizáramos disturbios callejeros y enfrentamientos con la policía en una nación extranjera. Por ello, no es fácil entender lo que está ocurriendo estas últimas noches en las noches de la Costa Brava, donde grupos de jóvenes turistas finalizan la noche causando graves altercados callejeros con los daños físicos y sociales que de estos se derivan. ¿Acaso el gasto de unos euros otorga el derecho a mantener comportamientos antisociales? ¿Qué imagen e idea se está cosechando?

Exhibicionismo

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Escribía Carlos Boyero que le asalta el  sentimiento de vergüenza ajena  al contemplar la obscenidad exhibicionista contenida en ciertos programas televisivos dedicados a mostrar las magníficas posesiones y vivencias de personas con fortunas millonarias, mientras millones de personas carecen de recursos que cubran sus necesidades básicas. Tras ojear el reportaje sobre la creciente oferta de ocio y fiesta nocturna en Ibiza (El País Semanal de 31 de Julio de 2011), con hoteles pensados para hedonistas sin complejos, botellas de 50.000 euros en las bodegas y piscinas reservadas para Vips y atractivas muchachas, y habiendo leído anteriormente en el periódico el artículo sobre la venta de órganos humanos y el planteamiento de llegar a regular su comercialización como si de recambios de automóviles se tratara, uno puede sentir bochorno, tristeza y desencanto. Si a esto se le llama civilización y  progreso, ¿no hay que revisar el diccionario?

Algunos pasos

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En mi infancia y adolescencia  allá por las décadas de los 60 y 70, la educación y sensibilización social respecto a la consideración para con el reino animal dejaba bastante que desear. Matar lagartijas con tirachinas, disparar a gorriones u otras aves con escopetas de perdigón o abrasar hormigas con una lupa puesta al sol eran formas de entretenimiento practicadas sin complejos ni remordimientos y, por supuesto,  llevadas a cabo  a plena luz del día bajo la aprobación, connivencia o indiferencia de gran parte de la población adulta. Afortunadamente, la sociedad ha  dado algunos pasos positivos en este sentido y ahora nuestros menores no buscan ni encuentran la diversión en tan absurdos, dañinos y crueles comportamientos. Sin embargo, tal como expone Ángeles Caso en su artículo del 24 de julio de 2011  aún persisten festejos o tradiciones sociales repartidas a lo largo y ancho de la geografía nacional en las que se maltrata con brutalidad  a los animales sin necesidad ni  miramiento alguno. Probablemente, le extinción de éstas es una cuestión de tiempo.

Recortes incoherentes

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Las noticias relativas al cierre de centros de salud y a la disminución del horario en la atención de las urgencias, a los recortes de las plantillas de profesores en la enseñanza pública o a la ralentización y acumulación de trabajo en los juzgados por carencia de personal, lamentablemente, cada día son más frecuentes y alcanzan a un mayor número de comunidades autónomas.

Si sectores tales como la sanidad, la educación y la justicia comienzan a ser objeto de una merma cuantitativa en medios humanos y materiales, parece difícil que puedan mantenerse o incrementarse los aspectos cualitativos, es decir, el Estado de bienestar acaba resintiéndose. Es posible que, debido al cambio de las circunstancias, en determinados casos deban ser adoptadas medidas con el fin de aprovechar y optimizar recursos sociales, aunque procurando que tengan la menor incidencia posible en la calidad y el buen funcionamiento de las prestaciones y los servicios. Pero me pregunto: ¿es ecuánime y coherente aplicar recortes en cuestiones que perjudican a gran parte de la población cuando, por ejemplo, alcaldes o presidentes autonómicos tienen asignados salarios que superan al del presidente del Gobierno?

Educación y concienciación

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Crímenes y horrores como enterrar viva a una hija, prender fuego a una hermana, arrojar ácido a la cara de la pretendida novia o cortar la nariz y orejas a la esposa fruto de un matrimonio impuesto, son cometidos en nombre del honor mancillado. Amputar el clítoris a las niñas y coser los labios vaginales a las mujeres, tratando de evitar el placer sexual o prevenir supuestas infidelidades, son conductas crueles llevadas a cabo bajo el paraguas de la costumbre social. ¿Diríamos que semejantes agresiones y abusos contra el género femenino son causa de trastornos psicológicos o de problemas con el alcohol y las drogas? Aunque éstos son aspectos destacados por la población en el 'Informe sobre la percepción de la violencia de género' como condicionantes u orígenes de la misma en nuestro país, en mi opinión, parece que la realidad histórica y actual propia y ajena se ha encargado y encarga de mostrar que los comportamientos machistas están fuertemente ligados al rumbo de la educación y al nivel de concienciación existente en las sociedades.

Peras al olmo

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El artículo publicado en la sección Educación del Magazine del 24 de julio de 2011 sobre la responsabilidad que tienen los padres en el comportamiento de los niños me ha parecido entretenido, didáctico y cargado de sensatez, cuestión esta última que, por cierto, biológicamente, no es imprescindible o necesaria para tener hijos. Hay personas que carecen de la madurez adecuada para ejercer el papel de madre o padre, o que tienden a desprenderse de la responsabilidad que comporta tal ejercicio, o que sienten escaso aprecio hacia los derechos del prójimo… En definitiva, esperar que determinados progenitores apliquen el sentido común a la hora de educar o que transmitan a los pequeños valores cívicos y respetuosos con la convivencia puede ser como pedir peras al olmo.

Paisaje urbano

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Recientemente estuve en Madrid, y el paisaje urbano que me entristeció no fue el ofrecido por el mosaico de tiendas de campaña instaladas en el Paseo del Prado por las marchas del Movimiento 15-M, sino la imagen de decenas de chicas con rostro de hastío ofreciendo su cuerpo a cambio de unos euros en una céntrica calle cercana al campamento. ¿No es paradójico que un movimiento que persigue la extensión del bienestar común sea considerado un incordio mientras que se acepta con total naturalidad tal indignidad y sometimiento femenino? Contemplar en las calles, parques y jardines a grupos de jóvenes que sueñan, dialogan y debaten acerca de cómo construir un mundo más justo y amable es, sin ningún género de dudas, mucho más alentador y gratificante que verlos concentrados tratando de ser elegidos para participar en, por ejemplo, penosos programas televisivos.

Asuntillos sin resolver

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Hace aproximadamente unos 20 años me sorprendió descubrir un área de descanso en una autovía o autopista en la que había unas instalaciones con lavabos, espejos y servicios que, aun sin vigilancia alguna, presentaban unas buenas condiciones de mantenimiento, conservación y limpieza. Fue en Francia, viajando desde Guipúzcoa hacia Andorra. Tras dos décadas y unos cuantos kilómetros recorridos por nuestra geografía, aún no he podido disfrutar de algo similar en las carreteras españolas.
Desconozco si ello responde a una política de ahorro en infraestructuras por parte de las administraciones, a una desconfianza institucionalizada en el nivel de responsabilidad y preparación de los ciudadanos para hacer un uso adecuado de las mismas, a una distracción reiterada a la hora de elaborar los proyectos; sea lo que sea, echamos de menos mejoras en este aspecto. Asimismo, uno se pregunta por qué en la mayor parte de las áreas de descanso los bancos y/o mesas están situadas fuera del alcance de la sombra de los árboles. Asuntillos a resolver.