domingo, 7 de agosto de 2011

Educación y concienciación

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Crímenes y horrores como enterrar viva a una hija, prender fuego a una hermana, arrojar ácido a la cara de la pretendida novia o cortar la nariz y orejas a la esposa fruto de un matrimonio impuesto, son cometidos en nombre del honor mancillado. Amputar el clítoris a las niñas y coser los labios vaginales a las mujeres, tratando de evitar el placer sexual o prevenir supuestas infidelidades, son conductas crueles llevadas a cabo bajo el paraguas de la costumbre social. ¿Diríamos que semejantes agresiones y abusos contra el género femenino son causa de trastornos psicológicos o de problemas con el alcohol y las drogas? Aunque éstos son aspectos destacados por la población en el 'Informe sobre la percepción de la violencia de género' como condicionantes u orígenes de la misma en nuestro país, en mi opinión, parece que la realidad histórica y actual propia y ajena se ha encargado y encarga de mostrar que los comportamientos machistas están fuertemente ligados al rumbo de la educación y al nivel de concienciación existente en las sociedades.