jueves, 30 de agosto de 2012

¿Es oro todo lo que reluce?

Hoy>Opinión>cartas del lector
El País>Opinión>cartas del lector

Cadenas de televisión nacionales, autonómicas y tal vez locales, desde hace un tiempo emiten con regularidad programas que hablan de la emigración amable y confortable de compatriotas repartidos por el mundo. Siendo la partida hacia otros países una opción de encontrar nuevos y atractivos horizontes, ¿es oro todo lo que reluce? Al igual que sucede en España, la idea de que los extranjeros aportan más perjuicios que beneficios, también se cultiva fuera de nuestras fronteras.
Por desgracia, la mayor parte de los desplazamientos no se producen por aspiraciones e inquietudes  profesionales o intelectuales, sino por adversas y apremiantes circunstancias personales o sociales.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Dos víctimas

El Comercio>Opinión>cartas del lector


Ocupaba apenas treinta líneas de una columna situada en el margen derecho de la página del periódico, una noticia más acerca de un trágico y aislado suceso (por fortuna) acontecido en un lugar lejano, sin embargo, la lectura del titular me dejó sorprendido, un tanto incrédulo y pensativo: “Un niño saudí de 4 años mata a su padre por no comprarle una PlayStation”. Un encabezamiento no exento de ciertas dosis de sensacionalismo que, a primera vista,  capta la atención del lector y le invita a bucear hasta tocar el fondo, pero, ¿no es un error y desacierto atribuir una muerte intencionada (un crimen) a un niño con cuatro primaveras? La curiosidad me llevó a realizar una búsqueda en Google, constatando que el titular estaba presente en un buen número de diarios escritos y digitales.
Atendiendo a estudios e informes de expertos en psicología, al sentido común y al mayor o menor contacto que se haya tenido con algún niño de esa edad, podría decirse que tan llamativa información  habría sido fruto de  la premura, el desconocimiento o  la falta de reflexión. Por un lado, existen ciertas diferencias entre los expertos a la hora de establecer la edad con la cual comenzamos a tomar conciencia de la muerte, a hacernos cargo de la irreversibilidad de la misma, aunque estaría comprendida entre los 6 y 9 años. Es decir, aun presuponiendo que el niño hubiese efectuado el disparo por la negativa del padre a adquirir la videoconsola, las consecuencias del acto le son totalmente desconocidas y, probable y tristemente, traumáticas para su presente y futuro. Por desgracia, el progenitor no era virtual, no se levantaba reiniciando el juego, no volverá a abrazarle ni contarle un cuento. Por otro, cómo se puede dejar una pistola cargada al alcance de una criatura, ¿fue una imprudencia  con origen en la distracción o una temeridad cotidiana? En cualquier caso, la bala dejó dos víctimas, una de pie y otro tendida en el suelo.

domingo, 26 de agosto de 2012

Carné de estusiasta

La Vanguardia>Opinión>cartas del lector


Después de años con las  cañas de pesca prácticamente en reposo,  este mes de agosto he retomado una afición aparcada durante la infancia, pubertad y parte de la adolescencia en la que ahora se encuentra nuestra hija. Una noche de la semana pasada, dos chicos de unos quince años se acercaron para preguntar si había pescado algo, cuestión que, en determinadas ocasiones, da lugar a charlas  imprevisibles y variopintas. En el transcurso de las casi dos horas de conversación y grata compañía, uno de ellos sintió curiosidad por conocer el resultado del partido disputado entre el Real Madrid y no recuerdo qué otro equipo, aspecto  que no pude satisfacer debido a la falta de interés y atención prestada  al desarrollo de la liga de fútbol. Tras mostrar cierta sorpresa ante tal postura, pasó a formular una nueva pregunta: entonces, ¿qué eres de Fórmula 1? Al responder que no me gustaba, se hizo un  corto silencio roto por la risa de su amigo.
Si hay que tener un carné de entusiasta, me apunto al club de fans de la libertad, la paz, la convivencia, la honradez, la equidad, la justicia y el progreso social.

sábado, 25 de agosto de 2012

Escepticismo ciudadano

La Vanguardia>Opinión>cartas del lector
El Comercio>Opinión>cartas del lector

Se dice que, para alcanzar el nivel de servicios y prestaciones públicas existentes en los países nórdicos, la presión fiscal debería ser más elevada; aspecto lógico si la recaudación obtenida es gestionada con eficacia, honestidad, transparencia y responsabilidad social.
En cambio, hay indicios como para pensar que estamos bajo los efectos de un fenómeno de compleja explicación y asimilación por parte de la población, pues, mientras se crean nuevas tasas o impuestos e incrementan los existentes, la asistencia del Estado disminuye, viéndose aumentado el número de personas dependientes de las ayudas percibidas a través de asociaciones u organizaciones no gubernamentales. Es decir, las que entran y aparecen menguadas.
Casi cinco años de teorías, diagnósticos y amargas recetas aliñadas con innovadores eufemismos, y la realidad social cada día presenta peor cara. Por ello, no es de extrañar la proliferación de la desafección y el escepticismo entre la ciudadanía respecto a las políticas aplicadas en estos últimos tiempos bajo la promesa de detener y corregir semejante dinámica.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Sangre y platino

La Nueva España>Opinión>Cartas del lector

Sudáfrica: cuna del premio Nobel de la Paz, Nelson Mandela, referente de la lucha contra la exclusión y la segregación racial fruto de la colonización; nación escogida para celebrar la Copa Mundial de Fútbol de 2010, escenario y centro de rivalidad deportiva que generó el interés y la atención de millones de ciudadanos repartidos a lo largo y ancho del planeta; primera economía del continente africano, país con grandes reservas de oro, platino y diamantes; territorio regado recientemente con la sangre de decenas de mineros que demandaban mejoras en las condiciones laborales.

Adhesivos molestos

La Vanguardia>Opinión>cartas del lector
La Nueva España>Opinión>cartas del lector

Hacer mención a las molestias causadas por el viento en el peinado cuando un intenso huracán está destruyendo millones de tejados a su paso no deja de ser una frivolidad, un asunto irrelevante ante acontecimientos y preocupaciones de peso. De ahí que, con el delicado panorama económico, político y social del presente, asuma de antemano la banalidad de mi reproche.
No sé si los diseñadores de ciertas pegatinas utilizadas para marcar los códigos de barras, precios u otras inscripciones disponen de conocimientos, trucos o productos especiales para retirarlas de las mercancías de una manera rápida y exitosa, pero hay personas que, a saber si por ignorancia o escasa destreza, nos las vemos para quitar los malditos restos de papel y adhesivo dejados en la superficie de cristal, madera, plástico o acero.
Si fuera cierto que cuando a una persona se le pone caliente y roja la oreja es porque alguien está hablando mal de ella, no veas cómo las tendrían los responsables de las dichosas pegatinas.
Con el fin de liberar a los clientes de engorros innecesarios, así como de evitar residuos antiestéticos y pegajosos en los artículos, esperemos ver mejoras al respecto. Sería de agradecer.

domingo, 19 de agosto de 2012

Un reflejo del mosaico social

Magazine (La Vanguardia)>cartas del lector


En el supuesto de que los artículos, espacios de opinión, secciones de fotografía y reportajes del Magazine del 5 de agosto, fueran transformados en acordes o notas musicales, la composición resultante tras encadenar el contenido de las  poco más de sesenta páginas,  sería arrítmica, extravagante y con un particular sentido de la armonía, un tema no exento de acentuados contrastes y salpicado con irregulares salidas de tono o desafines.
Muestras de talento e inquietud juvenil;  voces de reflexión,  censura y  hastío hacia las conductas públicas inmorales,  excluyentes, partidistas y desvergonzadas; señales de adicción por el éxito y reconocimiento social; recuerdos de acontecimientos teñidos de sinrazón,  crueldad y tristeza;   evidencias de los desaforados desajustes existentes a la hora de valorar el la aportación o contribución social por el trabajo o rol desempeñado; y  testimonios de aflicción y desconcierto ante situaciones familiares al borde del abismo económico. En fin,  un fiel reflejo del mosaico social, del variopinto y perturbador  mundo en  que vivimos.

lunes, 13 de agosto de 2012

En otro sentido

El Correo>Opinión>cartas del lector
La Nueva España>Opinión>cartas del lector
El Comercio>Opinión>cartas del lector

Tras la lectura de un artículo del presidente de la Agencia Vasca de Innovación (Innobasque), Guillermo Ulacia, en el que aboga y propone la implementación de distintas medidas en el ámbito empresarial dirigidas al mantenimiento y al crecimiento de la actividad productiva en un mercado global dinámico y competitivo, haciendo mención explícita a modelos organizativos que faciliten la participación y la implicación de las personas en el funcionamiento (e incluso en la titularidad) de las empresas por ser el aprecio y el aprovechamiento de las capacidades, las sugerencias, las ideas y las voluntades de la plantilla un estupendo aliado para lograr buenos resultados, me vino a la cabeza una noticia que había leído minutos antes no sin cierto asombro: como método innovador y altamente participativo, parece ser que algunas constructoras invitan a las empresas auxiliares o contratas a comprar un piso a cambio de concederles carga de trabajo. Sin duda, hay quien siente excitación ante las burbujas.
Tengo la ligera impresión de que los razonamientos y las propuestas del presidente de Innobasque contemplan una dirección distinta.

domingo, 12 de agosto de 2012

Brotes descontrolados

La Vanguardia>Opinión>cartas del lector
El Comercio>Opinión>cartas del lector
El Correo>Opinión>cartas del lector

Traspasar la línea y el espacio establecido con carácter preventivo entre las piezas expuestas en un museo y los visitantes, con el fin de tocar un cuadro, una maqueta o un resto arqueológico, no es una cuestión para preocuparse en exceso cuando se trata de actos esporádicos y de nula o escasa incidencia en la integridad o el estado de conservación de las obras y materiales.
Adquirir un costoso vehículo oficial al objeto de trasladar a un alto cargo desde el domicilio a la oficina y viceversa, hacerse cargo de la factura del masaje y la suite de lujo de un concejal estresado al que le fascinan los ambiente exquisitos, pagar la invitación arbitraria efectuada al familiar o fiel amigo del partido para participar en el festín público, no provoca o representa una alteración significativa en la economía del Estado en el caso de ser hechos aislados. Claro está, sin que por ello deba fomentarse o dirigir la mirada hacia otro lado, pues no son conductas como para enarbolar y ondear con pasión y frenesí la bandera de la austeridad y la ética.
En cambio, cuando los brotes de la deshonestidad, el descontrol, la ambición y la opacidad administrativa proliferan por el territorio nacional al igual que las setas en un otoño lluvioso, el asunto se torna un problema a tener en consideración, un serio inconveniente que, de no recibir el tratamiento político y social oportuno (rechazo e intransigencia interna en las organizaciones políticas hacia los comportamientos indignos y desleales para con la confianza concedida por la ciudadanía, nitidez en las acciones y cuentas públicas, asunción de responsabilidades sin prebendas ni paliativos políticos y judiciales, o reprobación de la deslealtad e inmundicia por parte de los electores al acudir a las urnas), corre el riesgo de convertirse en plaga.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Sentido común

La Nueva España>Opinión>cartas del lector
Diario Sur>Opinión>cartas del lector
El Comercio>Opinión>cartas del lector

En un tiempo en el que las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) se incorporan, expanden e integran de manera creciente en nuestra vida, sin excluir o dejar al margen ningún ámbito social, no me ha extrañado recibir una notificación de la compañía de telecomunicaciones indicando que la factura será en formato electrónico a partir del próximo octubre
En cambio, y aunque pueda resultar paradójico, no es despreciable el número de alumnos que se ven obligados a sacar gran cantidad de fotocopias cuando cursan estudios en la Educación Secundaria y en el instituto.
Por ello, parece natural que los jóvenes (y también sus padres) se formulen algunas preguntas, tal como pude escuchar hace unos días a un grupo de chicos y chicas de entre 16 y 18 años que charlaban animadamente en un parque: ¿por qué acudir a la fotocopiadora cuando el material se les facilita en soporte informático? ¿no es más razonable que cada cual escoja en función de sus posibilidades y/o preferencias, si desea estudiar la materia en papel o en una pantalla?, ¿por qué no escanear la documentación requerida a fin de ofrecer ambas opciones a los estudiantes?, ¿dónde queda lo de reducir, reciclar y reutilizar?

martes, 7 de agosto de 2012

Comer en el colegio

La Vanguardia>Opinión>cartas del lector
El Comercio>Opinión>cartas del lector

Viendo la senda social tomada en los últimos tiempos, no es descartable que las asociaciones de padres de alumnos acaben adquiriendo e instalando carpas en los patios de los colegios (quizás con alquiler por el espacio ocupado) para que los niños de las familias que no puedan hacer frente a los gastos derivados del uso del comedor y la presencia de monitores puedan comer el contenido de las fiambreras traídas de casa, resguardados de las inclemencias del tiempo. Y es que, con el tema del copago y la exclusión de medicamentos de la cobertura de la Seguridad Social, encima como para coger ahora catarros.
Si tal como se indica, la obesidad infantil representa un grave problema de salud pública de cara al futuro, ¿qué incidencia tendrá en la prevención y salud de los menores sustituir los servicios de catering por los tápers? Y, en el aspecto de la variedad nutricional, ¿serán las dietas más ricas y equilibradas?
Bonito y ajustado sistema el que empobrece y maltrata a la población para enriquecer al reducido y selecto club de la prima de riesgo.

domingo, 5 de agosto de 2012

Desde el otro lado

El Correo>Opinión>cartas del lector
La Nueva España>Opinión>cartas del lector
El Comercio>Opinión>cartas del lector


Conforme se agudizaban y dejaban sentir los efectos de la crisis económica, los medios de comunicación han ido mostrando y poniendo voz y rostro a la oscuridad social del momento. A través de las ondas, las pantallas y el papel, ciudadanos anónimos dan buena cuenta de cómo aprietan y ahogan los efectos secundarios causados por la cultura de la  usura inoculada en la sociedad durante las últimas décadas en dosis crecientes.
En cambio, no existen relatos desde el otro lado de las tinieblas, nadie explica  o confiesa al público cuántos beneficios ha obtenido en los últimos años a través de  espectaculares pelotazos especulativos, ni qué argucias son las empleadas para defraudar sustanciosas cifras de euros al fisco, ni qué gestos sociales serán puestos en práctica al objeto de  resarcir (no es precisa mortificación física en plaza pública para redimir  fechorías o pecados) a la comunidad por los daños ocasionados con sus deshonestas y avaras conductas, ni en qué medida es aprovechada vilmente la adversidad del prójimo a fin de nutrir la obesidad personal.  
¿Será cuestión de timidez o pánico escénico lo que impide a impulsores y grandes protagonistas del desaguisado salir a la palestra para ofrecernos sus enriquecedores testimonios?

jueves, 2 de agosto de 2012

Un proyecto innovador

Opinión A Coruña>Opinión>cartas del lector


Si,  como parece, el país dispone de trenes sin estrenar debido a la inexistencia de infraestructuras que permitan su funcionamiento, de modernos aeropuertos sin aviones donde los halcones ponen en práctica sus destrezas cazadoras, de suntuosas edificaciones públicas con la puertas cerradas o infrautilizadas, así como de abultadas facturas por servicios, materiales y obras fantasma, ¿podría aprovecharse alguna de las instalaciones en desuso para hacer un museo dedicado al  despilfarro, el desfalco y la corrupción?
Para nuestra desgracia, hay material suficiente con el que llevar a cabo un proyecto innovador, un centro pedagógico abierto a todas las edades, un espacio donde pueda contemplarse, interactuar y recibir información que contribuya a la concienciación de la ciudadanía sobre los nocivos y corrosivos efectos provocados por la codicia,  por la escasez de transparencia en las cuentas y los gastos públicos,   por el ejercicio de la deslealtad y desconsideración  hacia los bienes y recursos sociales, o por la tolerancia para con las manos inclinadas a coger y/o derrochar lo que es de todos.  En resumen, un lugar cuya iluminación proviene de la oscuridad social.