Después
de años con las cañas de pesca
prácticamente en reposo, este mes de
agosto he retomado una afición aparcada durante la infancia, pubertad y parte
de la adolescencia en la que ahora se encuentra nuestra hija. Una noche de la
semana pasada, dos chicos de unos quince años se acercaron para preguntar si
había pescado algo, cuestión que, en determinadas ocasiones, da lugar a
charlas imprevisibles y variopintas. En
el transcurso de las casi dos horas de conversación y grata compañía, uno de
ellos sintió curiosidad por conocer el resultado del partido disputado entre el
Real Madrid y no recuerdo qué otro equipo, aspecto que no pude satisfacer debido a la falta de interés
y atención prestada al desarrollo de la
liga de fútbol. Tras mostrar cierta sorpresa ante tal postura, pasó a formular
una nueva pregunta: entonces, ¿qué eres de Fórmula 1? Al responder que no me
gustaba, se hizo un corto silencio roto
por la risa de su amigo.
Si
hay que tener un carné de entusiasta, me apunto al club de fans de la libertad,
la paz, la convivencia, la honradez, la equidad, la justicia y el progreso social.