El concepto de libertad parece ser tan dúctil y maleable como la
plastilina, pudiendo moldearse a voluntad hasta darle la forma ideada, ajustándolo
a las necesidades e intereses que más convengan. Y así, llega a pensarse que la
libertad es un salvoconducto para hacer lo que a uno le apetezca, interpretando
que, por ejemplo, el derecho a la juerga prevalece sobre el deber de respetar
las eventuales medidas preventivas de salud pública establecidas frente a una
pandemia como la actual. Sin embargo, la vida en sociedad requiere aceptar
normas, no se puede pretender ir por la autovía de la libertad desdeñando los
límites de responsabilidad y consideración hacia los demás. La libertad no se
reduce a la posibilidad de elegir personalizar el vehículo, de cambiar de
compañía telefónica o de tomar copas hasta perder el control, sino que tiene
más que ver con la amplitud y capacidad de vuelo de cuestiones como el amor, la
sexualidad, el ejercicio periodístico, la expresión artística, la actividad
política o la emancipación juvenil.
miércoles, 28 de abril de 2021
Amplitud y capacidad de vuelo
sábado, 17 de abril de 2021
Credibilidad
Con cerca ya de 3 millones de personas fallecidas en el mundo como consecuencia del COVID-19, es decir, una cifra cercana a la totalidad de la población de Cantabria y el País Vasco, ideas como que la pandemia es una falacia construida desde las élites políticas y económicas para justificar el recorte de libertades y derechos democráticos, que la utilización racional de las mascarillas causa más perjuicios que beneficios en la salud de la población y que la vacunación no garantiza una mayor protección frente al contagio y la enfermedad, parecen tener una capacidad de difusión pública elevada en términos cuantitativos, aunque con no demasiada germinación en una sociedad donde tiene mayor credibilidad la palabra honesta y acreditada de la ciencia que la voz incompetente o fraudulenta de la confusión interesada. Con independencia del abanico de opiniones y versiones sobre las intenciones ocultas que hay detrás de la pandemia, lo que hasta ahora resulta una certeza es que, desde la llegada de las vacunas a las residencias de mayores, el número de muertes en estos centros ha caído en picado.
lunes, 12 de abril de 2021
La sombra proyectada
De las compras online realizadas hasta el momento, no recuerdo haber
obtenido información relativa a la persona destinada a efectuar la entrega del
pedido, aunque tampoco he sentido la necesidad de conocer aspectos como el
nombre, el sexo o la imagen de quien pica al timbre para realizar una labor con
la consideración de actividad esencial durante la pandemia pero que, en
realidad, tiene un escaso reconocimiento social. Al fin y al cabo, saber de
antemano la identidad del trabajador, no parece que contribuya a endulzar la
experiencia e incrementar la calidad del servicio prestado. Es lamentable y
repulsivo que, aprovechando la información facilitada por algunas plataformas
digitales sobre la identidad del repartidor que se va a presentar en el
domicilio, haya depredadores sexuales disfrazados de clientes que utilicen la
ocasión para acosar a unas trabajadoras en circunstancias de vulnerabilidad. Y,
además, cabe la posibilidad de que la víctima sea penalizada laboralmente por
tener una calificación digital negativa por parte del acosador, eso depende del
ánimo y el sentimiento de venganza ante la negativa a satisfacer unos servicios
indeseados y en ningún caso contratados. Aunque la superficie de la sombra
proyectada por la cultura machista disminuye con el progreso social, aún es
bastante compacta y extensa.