El concepto de libertad parece ser tan dúctil y maleable como la
plastilina, pudiendo moldearse a voluntad hasta darle la forma ideada, ajustándolo
a las necesidades e intereses que más convengan. Y así, llega a pensarse que la
libertad es un salvoconducto para hacer lo que a uno le apetezca, interpretando
que, por ejemplo, el derecho a la juerga prevalece sobre el deber de respetar
las eventuales medidas preventivas de salud pública establecidas frente a una
pandemia como la actual. Sin embargo, la vida en sociedad requiere aceptar
normas, no se puede pretender ir por la autovía de la libertad desdeñando los
límites de responsabilidad y consideración hacia los demás. La libertad no se
reduce a la posibilidad de elegir personalizar el vehículo, de cambiar de
compañía telefónica o de tomar copas hasta perder el control, sino que tiene
más que ver con la amplitud y capacidad de vuelo de cuestiones como el amor, la
sexualidad, el ejercicio periodístico, la expresión artística, la actividad
política o la emancipación juvenil.
miércoles, 28 de abril de 2021
Amplitud y capacidad de vuelo
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