miércoles, 7 de noviembre de 2012

Como padres imprudentes

El Mercurio digital>Opinión>cartas del lector


Con más frecuencia de la deseable salen a la luz noticias acerca de personas que tras, ser víctimas de promesas que dibujan escenarios de luz y prosperidad, son retenidas contra su voluntad y obligadas a trabajar en condiciones inhumanas o a prostituirse para pagar una deuda arbitraria y perversa. Pues bien, observando lo acontecido en la actualidad en distintos países europeos (en otros territorios desde tiempo), podría decirse que la población trabaja y paga impuestos cada vez en mayor medida para satisfacer unos intereses especulativos que succionan con avidez la prosperidad de los presentes y reducen las opciones de quienes vienen.
Recientemente, un magistrado de la Audiencia Nacional levantó ampollas al referirse a la decadencia de la clase política en una sentencia, y, en realidad, aunque no considero demasiado acertado establecer una dicotomía entre representantes y representados en cuanto a debilidades y perversiones se refiere, resulta obvio que la política está deslizándose por el tobogán de la inoperancia y el descrédito, actuando como padres imprudentes que se alejan y desatienden a sus hijos para divertirse y complacer a quienes organizan fiestas de lujo sordas y ajenas a las necesidades y los llantos del pueblo