viernes, 23 de noviembre de 2012

Dirigir y concentrar el foco

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Dada la hipersensibilidad social del momento respecto a los asuntos económicos, y puesta la lupa en los gastos derivados de la actividad política (cuestión que debería ser transparente), los despropósitos, argucias y fraudes cometidos a nivel individual se convierten en bombas de racimo que son arrojadas sobre todo el colectivo de representantes públicos, es decir, sobre la denominada clase política. ¿Es justo y acertado? En mi opinión, tanto como demonizar de manera indiscriminada al conjunto de funcionarios, inmigrantes, desempleados o empresarios por la deshonestidad y/o malas prácticas llevadas a cabo por un determinado  porcentaje de los mismos.
Ante el creciente sufrimiento y malestar existente entre la población no es de extrañar que aumenten las reacciones alejadas de la proporcionalidad y el razonamiento, y, a tenor de lo acontecido últimamente en el terreno de la política, es probable que el recelo y desafecto sigan subiendo peldaños.
Si un cierto número de ciudadanos u organizaciones hacen un uso torticero y abusivo de los recursos e instituciones públicas, lo  lógico y comprensible es dirigir y concentrar el foco de la responsabilidad hacia los elementos causantes de las distorsiones y perjuicios, y no así ampliar el ángulo hasta los 360 grados. Poner tasas elevadas para acceder a la justicia sin tener presente el historial y las circunstancias de los ciudadanos, ¿es adecuado y equitativo?
Sensata y sensible reflexión la pronunciada  hace unos días  la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff:  <derechos no