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Crecí en una época en la que la infravaloración y el maltrato a la mujer
en el ámbito doméstico eran aspectos que formaban parte del contenido de
monólogos y chistes repetidos un año sí y otro también en los especiales
televisivos de Navidad, algo impensable e inasumible en la actualidad. Es
incuestionable que el papel de los medios de comunicación en materia de
igualdad de género ha cambiado de manera notable, sin embargo, parece que
la inercia generada por el movimiento de las tradiciones machistas a lo largo
del tiempo continúa presente en las pantallas de televisión mediante programas
donde la exhibición del cuerpo de la mujer es el plato principal o el
postre. Si el 2017 ha sido un año destacable a nivel mundial por el brote
de denuncias y demandas relativas al respeto y la dignidad del sexo femenino,
el 2018 debe seguir con la exigencia de derechos sin rebajar la
intensidad reivindicativa.