En ocasiones, una imagen da lugar a otra que, de manera irremediable, lo conducen a uno en el terreno
de las emociones. Al ver la portada del XL Semanal con Emilio Aragón,
surgió una
estampa que tiene un espacio fijo en el álbum de mis
recuerdos: estoy al lado de mi padre, disfrutando de su contacto y sonrisa
mientras Había una vez un circo. Han pasado unas décadas, pero aún es tiempo de
dar las gracias a la familia Aragón.