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Cuando escuché que ser parte
activa en la pacificación de las relaciones entre el Club de Fútbol
Barcelona y el Real Madrid, había tenido un peso específico estimable al
conceder el premio Príncipe de Asturias de los Deportes a Xavi
Hernández e Iker Casillas (jugadores de los equipos mencionados), no pude por
menos que plantearme una cuestión: adoptar una conducta que debería ser
la tónica general en las prácticas o competiciones deportivas, ¿es motivo
de tan elevado reconocimiento?
Mal ambiente parece existir en el
fútbol, si hay que galardonar la concordia, el respeto y las buenas
artes. ¿Será que la esencia del deporte se ha visto desplazada y sustituida
por una sustancia llamada dinero?