Con la lectura del artículo de
Andrés Trapiello acerca de la utilidad y la vida útil y programada de las
cosas, me vino a la cabeza un video visto recientemente en Internet en el que
el presidente de Uruguay, José Mújica, pronuncia un inteligente y emocionante
discurso en la Conferencia de Naciones Unidas por el desarrollo
sostenible (Rio+20) celebrada en junio de 2012. Proclamar que
el mundo sea presidido por la sencillez y el consumo racional, puede ser
un motivo para llevar colgado el sambenito de idealista y antisistema, sin
embargo, promover que el modelo social se sustente y gire alrededor
de una cultura forjada en la idolatría al becerro de oro, estableciendo las
bases del desarrollo en un círculo productivo perverso, insostenible y suicida,
no parece ser un plan muy acertado para extender e incrementar la felicidad
humana, ni generoso y considerado con el planeta y las futuras generaciones.