El catálogo de maneras de entretenerse y
sentir emociones intensas es muy amplio, tanto como los gustos, la imaginación
y las circunstancias permitan, sin embargo, hay temas que no parecen ser
idóneos para divertirse y acelerar los latidos del corazón. Pagar
entre 500 y 1.200 dólares con el fin de ser víctima por unas horas
de un secuestro con malos tratos, ¿es un síntoma de cordura social?
Fingir situaciones de violación de los derechos humanos con ánimo de lucro y
distracción, no puede decirse que sea un ejemplo de sensatez y
consideración hacia las personas que padecen el sufrimiento real causado
por atropellos que, desgraciadamente, son cuantiosos y cotidianos a lo largo y ancho del planeta.
Hay formas de recreo que, a mi
entender, cruzan la frontera del ocio para entrar en el terreno del
despropósito y la desorientación.