Del mismo modo que un cuchillo puede ser
utilizado para pelar la manzana de la merienda o para atracar una
frutería, con Internet sucede lo mismo, ya que el problema no está
en la herramienta en cuestión, sino en el uso que se hace de la misma.
Claro está, con matices destacables, pues la red es un medio que, tal como se
indica en el reportaje “Policías en la red” del Magazine del 8 de abril de
2012, cuando se emplea con fines inmorales o delictivos, presenta nuevas oportunidades
y ofrece ciertas ventajas frente a métodos tradicionales, tal como la
distancia, la deslocalización o el anonimato. No sé si es una cuestión de
desconocimiento, ingenuidad, exceso de confianza o afán de protagonismo, pero
parece ser que no conocemos ni somos del todo conscientes de las consecuencias
que pueden derivarse de nuestra exposición en la red. De ahí la
importancia de prestar especial atención a la niños, de conocer qué tipo de
páginas visitan o qué utilización hacen de las redes sociales, para lo cual, no
es nada recomendable dejarles solos navegando en sus habitaciones; sobre
todo, si no se tiene ni idea de rastrear las huellas dejadas en el
ordenador. Ahora bien, si no existe comunicación y confianza suficiente entre
hijos y padres, poco acabaremos sabiendo de sus andanzas en la calle o en
Internet.