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Los enfoques dúctiles, equilibrados y conciliadores son necesarios para prevenir dislates, presiones o enfermedades sociales de consecuencias perniciosas o dramáticas, puestas de manifiesto en tantas ocasiones a lo largo de la historia y, desgraciadamente, también en el presente. Insultos, animadversión y represión por y entre ciudadanos con ideas políticas distintas; descrédito, imposición, mofa y enfrentamiento físico por cuestiones de creencias religiosas; niños exhaustos o agobiados debido a la carga de competitividad puesta sobre sus hombros, introducidos en una carrera donde lo importante no es participar sino ocupar el podio del éxito, es decir, el triunfo o la derrota; propagación de la infelicidad y baja autoestima a causa del tamaño de los pechos, diámetro de los bíceps o grosor de los labios; o gestos, miradas y actos de desprecio o rechazo hacia quienes tienen rasgos y orígenes diferentes. Por todo ello y mucho más, ¡qué necesario es trabajar para obtener un entorno más civilizado!
