En la entrevista realizada a Isabel Allende (05/06/11) se hace mención a un tema recurrente: la legalización de ciertas drogas. Tal como indica la escritora, los efectos tras décadas de prohibición son de sobra conocidos: millones de personas adictas, robos, prostitución, exclusión social, crímenes, corrupción y organizaciones que, en determinadas ocasiones, plantan cara y ponen en jaque a las Instituciones Democráticas. Por circunstancias de la vida, he presenciado de cerca la metamorfosis sufrida por amigos y conocidos como consecuencia de la adicción a las denominadas drogas duras; he visto cómo el juego esporádico acaba transformándose en pesadilla y desesperación, la amistad en deslealtad y desilusión, la risa y euforia en agobio y la salud en enfermedad; y he sentido tristeza por el futuro truncado debido a una dosis letal.
El debate acerca de la legalización continuará generando posturas y argumentos contrapuestos, pero, de momento, el impacto social de una despenalización consensuada a nivel internacional es una cuestión desconocida que, quizás, pudiera tener una incidencia menos dramática en la sociedad.
