Hay que tener cuidado con la búsqueda de la belleza porque puede conducir a la antiestética y, lo que es peor, a problemas de salud. Muchas mujeres han utilizado zapatos de tacón alto durante años y ahora tienen juanetes, callos o ciertas deformidades que, además de no formar parte de ningún catálogo de atractivos complementos, son causa de dolencias; o sea, las garras de la moda dejaron huellas indelebles y molestas. Aunque estas u otras consecuencias como pueden ser las torceduras y las caídas son visibles o apreciables, los expertos indican que el uso prolongado de este tipo de calzado también puede originar daños en músculos, rodillas, columna vertebral o articulaciones. Si todos estos inconvenientes son perfectamente conocidos, ¿no deberían realizarse campañas de carácter informativo y preventivo destinadas a las personas jóvenes? Desde las perspectivas del confort, de la seguridad personal y de la imagen de la mujer, ¿es acertado y didáctico que las presentadoras o profesionales que trabajan en las televisiones como, por ejemplo, las mujeres que nos ofrecen las previsiones del tiempo, realicen su trabajo llevando zapatos con elevados tacones? ¿El precio de la sensualidad, elegancia o estilización es el sufrimiento?
