Se escuchan y leen declaraciones, comentarios u opiniones que, cuanto menos, resultan paradójicas o chocantes. Puede indicarse que es necesario llevar a cabo reformas laborales dirigidas a favorecer la creación de un mayor número de empleos fijos, y un poco más tarde llamar privilegiados y afortunados a los trabajadores con este tipo de contrato; toda una muestra de capacidad para moldear el argumento al escenario conveniente.
El trabajo estable, ¿es un privilegio o una situación social a la que todos los ciudadanos deberían poder acceder? Qué es más chollo o prebenda, ¿acudir diariamente a trabajar para llegar a fin de mes, u obtener sustanciosas sumas de dinero mientras se está tumbado en una hamaca o de juerga en las Islas Caimán? Y eso, sin entrar en discusiones sobre cuál es el bronceado que presenta un tono más atractivo, si el adquirido en la borda del yate o el pillado al realizar un encofrado.
Curiosamente, unas especies padecen una merma progresiva en sus condiciones de vida y otras gozan de un excelente y permanente estado de protección.
El siglo XXI tiene dos importantes retos: establecer e impulsar medidas contra el cambio climático y contra el deterioro social.
