miércoles, 15 de octubre de 2014

No tienen cabida

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"¿Cómo puede uno dormir tranquilo cuando se está gastando el dinero de la gente en caprichos, comilonas, joyas, viajes y juergas sin control alguno?", comentó con un gesto de interrogación y desprecio  el hombre que había finalizado su  jornada de venta en el  mercadillo. La inmoralidad, la deslealtad, la mentira, el fraude y el descaro no parecen ser cuestiones que generen excesivo desvelo o insomnio en la fauna de caraduras que  despilfarran o pillan a manos llenas  la pasta de los ciudadanos y sufridos contribuyentes que, en un número creciente de casos, tienen verdaderos problemas para sonreír y coger el sueño debido a la involuntaria anorexia económica en la que se encuentran envueltos. A tenor de lo sucedido en nuestro país, parece necesario un cambio climático que modifique las condiciones ambientales que hacen posible la extensión y sostenibilidad de un  ecosistema tan dañino como el del engaño y la corrupción. Un tema en el que, obviamente, no tienen cabida los sentimientos de afinidad, conservacionismo y protección de las especies.