lunes, 3 de junio de 2013

Contaminación mental

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Reportajes fotográficos de niñas  posando con atuendos y gestos sensuales, chistes perfumados con el rancio olor del machismo, comentarios (serios o supuestamente jocosos)  en los que la mujer es objeto de desprecio y/o groserías,   chicas  que participan con entusiasmo en programas de televisión que proyectan una imagen desvirtuada de la figura femenina, o adolescentes dando muestras de una idolatría y entrega incondicional  hacia cantantes o grupos musicales formados por chicos (algo que no se produce en sentido inverso), son algunos de los nutrientes contenidos en la   savia  que circula por la sociedad   favoreciendo  el mantenimiento de  una cultura  irracional. ¿Cuántas mujeres  (sin olvidar a los hijos) son víctimas de la contaminación mental absorbida y concentrada por sus parejas desde la infancia?   Sin un cambio en la alimentación educativa  y cultural, las nuevas generaciones  también estarán expuestas al riesgo de desarrollar una obesidad de posesión e insensatez generadora de injusticia, infelicidad  y sufrimiento.
¿Por qué cuesta tanto asimilar que la casualidad de nacer con el sexo masculino no es un  atributo que conceda más derechos ni supremacía ante las compañeras de viaje?