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Un informe publicado hace unos años por
la Alianza Europea para la Seguridad Infantil, indicaba que unas
investigaciones realizadas en Holanda habían puesto de manifiesto
que, por cada niño muerto como consecuencia de las lesiones sufridas en
un accidente desencadenado en zonas de juego o en el hogar, unos 160 ingresaban
en centros hospitalarios por presentar traumatismos graves, y otros 2000
eran atendidos en servicios de urgencia. A ello habría que sumar un número
indeterminado de niños tratados por sus pediatras o padres. Tomando en
consideración las denuncias interpuestas por violencia de género y
el número de mujeres asesinadas en 2009, puede decirse que la
relación fue de una muerte por cada 2420 denuncias. Aplicando la proporcionalidad
de la pirámide, ¿cuántas situaciones de maltrato pasaron desapercibidas
para los juzgados? Y, si tal como estima la Fiscalía General de Estado,
el porcentaje de acusaciones falsas no superó la veintena, ¿cómo entender que
un diputado se lance al Twitter para decir que la mayor parte de las mujeres
mienten cuando deciden acudir a la justicia por tales motivos? Increible
pero cierto.
