Aunque el volumen actual de corrupción,
desfachatez y deslealtad hacia la ciudadanía y la honorabilidad de la política
sea cuantioso y dañino, sería una error pensar que no hay solución,
que todo está perdido, pues mientras continúen existiendo voluntades y
anhelos como los de la joven Conchita Galdón (sección Jóvenes
extraordinarios del 27 de enero), hay esperanzas y posibilidades de
saneamiento. En caso contrario, ¿qué cabe esperar?
Un aspecto insoslayable para obtener
resultados sociales satisfactorios es que conceptos tales como éxito,
emprendedor o riqueza estén asociados con la contribución llevada a cabo en
beneficio de la comunidad, y no con el engorde ininterrumpido y descontrolado
de la caja fuerte personal. El reconocimiento y la simpatía debe
canalizarse hacia quienes trabajan y colaboran en la construcción del
bienestar general.