sábado, 28 de julio de 2012

Qué cabe esperar

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Vemos cómo los gobiernos de distintas naciones son capaces de lograr,  en un  corto periodo de tiempo, acuerdos y acciones de cooperación dirigidas a la prevención, la protección o el rescate  de ciudadanos y bienes que han sido víctimas de secuestros al realizar actividades como pueden ser la pesca, el transporte o la ayuda humanitaria. En cambio, ante otros asuntos  que tienen la  capacidad de causar graves e irreversibles perjuicios a millones de personas, así como a la economía y la cohesión social de los países, tal como la evasión de capitales, la especulación con el precio de alimentos básicos, la esclavitud laboral o  la pérdida de músculo de la política frente al fortalecimiento de la  mezquindad  económica, parece existir gran relajación, despiste, connivencia o indiferencia.
Si un organismo como la Organización de Naciones Unidas (ONU), da muestras de incapacidad a la hora de  evitar o secar  ríos de sangre inocente e indefensa, qué cabe esperar ante el sufrimiento y saqueo incruento.