viernes, 20 de julio de 2012

El auténtico peso de la responsabilidad

El Comercio>Opinión>cartas del lector
El País>Opinión>cartas del lector


Si la recesión va para largo y es asumido un incremento sustancial del número de parados en los próximos tiempos, afectando en la actualidad a un porcentaje de la población que produce escalofríos, es difícil compartir el planteamiento de que una disminución de la prestación por desempleo sirva de acicate a la hora de buscar y encontrar trabajo; y, por otro lado, qué tanto por ciento de personas se acomodan y sienten complacidas cobrando un 60% de la base reguladora, y, de esa desconocida cifra, cuántas sentirían el impulso y la necesidad de lanzarse a la búsqueda activa de empleo por bajar la paga al 50%.
Si la ciudadanía tiene comportamientos irresponsables a la hora de abonar el IVA, tal como se ha indicado desde el ejecutivo, ¿contribuirá la subida del impuesto a establecer un mayor compromiso al respecto por parte de quienes acostumbran a practicar el escaqueo de manera habitual? Según los técnicos de la Agencia Tributaria, el fraude en mayúsculas no es consecuencia de quienes viven de una nómina, pertenezcan estos al sector público o al privado. Y, con una población que pierde poder adquisitivo día a día, que asiste atónita a perdones fiscales, ¿actuará tal medida para aumentar la concienciación social en cuanto a deberes fiscales se refiere?
Recortar y enturbiar el horizonte social de millones de ciudadanos por excesos, estafas, trampas y corrupciones que no han gestionado y/o cometido, cuando el auténtico peso de la responsabilidad pasea con absoluta tranquilidad por los jardines de la opulencia, ¿es motivo de satisfacción y palmoteo?
Esta tarde, al asomarme a la ventana he visto un vehículo aparcado con un eslogan publicitario que rezaba así: “La reforma de tu hogar, sin cuentos”. Al levantar la cabeza y dirigir la mirada al horizonte, vi un rótulo de grandes dimensiones suspendido en el cielo con la siguiente inscripción: “Demolición del Estado del Bienestar, con cuentos”. No tenía firma alguna, pero parece ser que sus autores eran los mismos de la prima de riesgo.