martes, 18 de octubre de 2011

Cortesía y convivencia

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Cuando al inicio de los años 50 mi padre decide abandonar la vida en el campo y desplazarse desde su aldea en el Occidente de Asturias a la parte central de la región para trabajar en las minas de carbón, había oriundos de la zona (en la que yo nací) que tildaban de 'coreanos' y miraban por encima del hombro a los que, como él, acudían al lugar en busca alternativas. El amor y aprecio por lo propio, ¿es incompatible con la valoración y cortesía hacia lo ajeno? ¿Qué beneficios sociales procuran los discursos políticos basados en la descalificación y desconfianza indiscriminada hacia los vecinos? Ni la nacionalidad, ni el idioma, ni el color de la piel, ni las creencias religiosas, ni las diferencias culturales deberían ser obstáculos que impidan la cortesía y convivencia entre las personas.