lunes, 24 de octubre de 2011

Batalla perdida

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Que uno mantenga desterrada la idea de someterse a intervenciones de cirugía o infiltraciones de productos dirigidos a combatir el ineluctable cambio estético ocasionado por el paso del tiempo y la erosión (más o menos intensa) de agentes externos, no significa que exista incapacidad de entendimiento o se reprueben semejantes prácticas y anhelos, pues cada cual decide sobre su cuerpo. La verdad, me he quedado en la crema. Aunque la lucha contra el envejecimiento es a todas luces una batalla perdida, también es obvio que las condiciones y hábitos de vida tienen una incidencia directa en la salud y longevidad de las personas. Sin embargo, cuando las arrugas son recibidas como enemigas y se busca el apoyo de aliados como el botox o el bisturí para su eliminación, ¿se está reforzando la autoestima o camuflando la insatisfacción? Y, sin entrar a juzgar o valorar los cuadros expuestos en la dinámica galería de rostros retocados, el problema de las arrugas es que son muy obstinadas y no cejan en su empeño por dejarse ver.