sábado, 28 de febrero de 2015

Respeto a la intimidad y libertad personal

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En ocasiones, tengo la impresión de que hay quien tiende a confundir la  docilidad con la fidelidad, y de ahí que se recurra a establecer comparaciones entre la conducta de los perros y los humanos. Y, con el uso del teléfono móvil,  parece hemos entrado en una etapa en la que el concepto de amistad se expande y mezcla como los gases, sin  contornos claros y definidos.   Cuando escuché decir a nuestra hija que algunas amistades se mosquean u ofenden (y ella misma) en el caso de  no contestar con rapidez a los mensajes recibidos por WhatsApp, podría decirse que me quedé entre perplejo y alucinado. ¿No hay espacio para estar un rato a tu aire? ¿Debe uno permanecer atento y pegado al dispositivo mientras está despierto? ¿Dónde queda el respeto a la intimidad y libertad personal? Da la sensación de estar interpretándose la vida como si fuera un videojuego, donde los personajes responden a las instrucciones y deseos de quien controla el mando. Con semejante dinámica de control y seguimiento exhaustivo, una herramienta tecnológica de tanta utilidad puede acabar  convirtiéndose en un instrumento  agobiante.  Siendo seres sociables,  también es saludable desconectar cuando el cuerpo y la mente lo piden y necesitan.