Aunque el avance y desarrollo tecnológico de las armas no es un asunto que me parezca especialmente atractivo o interesante, he leído el artículo titulado Robots en el frente (08/05/11) -supongo que por saber cómo de moderna será la forma de matar- y, con alta probabilidad, continuará siendo un tema que ocupe un bajo lugar en la lista de mis curiosidades. Me ha chirriado que se utilicen términos como fantásticas, fascinantes y prodigios para describir o hacer referencia a los sofisticados instrumentos o sistemas empleados para llevar a cabo la localización y destrucción del enemigo, así como a las investigaciones destinadas a perfeccionar el arte de hacer la guerra sin crear alarmar o desasosiego en la opinión pública de los países democráticos, pues, en mi opinión, algo destinado a causar muertes, dolor y odio no debería ser motivo admiración o entusiasmo. Mejor estaríamos si el dinero y los conocimientos fueran invertidos en otro plausible proyecto: extender el bienestar y entendimiento entre los pueblos.