lunes, 14 de marzo de 2011

Televisión:mucho y malo

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Hace unos días realicé una visita al dentista. Fui invitado a pasar a una sala de espera donde tres personas dirigían sus miradas hacía la pantalla del televisor en la que, casualmente, estaban los que parecen ser personajes omnipresentes en cierto canal y en la vida de un respetable número de telespectadores. Como además de no encontrar interesante el contenido del programa ni especialmente simpáticos a los susodichos, que en aquellos momentos parecían aplicarse con intensidad a ofrecer un concierto de gritos bastantes molestos, tras saludar a los presentes decidí volver a cerrar la puerta por fuera y, haciendo uso de la confianza labrada a través del tiempo, preferí sentarme en la sala vacía y tranquila de los niños. ¡Menudo descanso!, y no precisamente por tomar asiento.
Afortunadamente existen diferentes canales televisivos aunque, en mi opinión, son escasos los que merecen la pena y, encima, un buen porcentaje de programas con atractivo son emitidos a horas inadecuadas para quienes tienen la buena costumbre o imperiosa necesidad de madrugar. Por ello, hace ya unos cuantos años que dedico muy poco tiempo a ver la televisión.