lunes, 14 de marzo de 2011

Sensibilidad

El Comercio>Opinión>cartas del lector

Se acercó al contenedor y, cuando se disponía a dejar cuidadosamente la bolsa de plástico en un lateral exterior del mismo, una señora le llamó la atención desde la ventana de su vivienda advirtiéndole de que estaba prohibido depositar la basura a esas horas del día y que la multa era de 300 euros. De poco sirvió precisar que se trataba de ropa usada para quienes pudieran requerirla y que, en su opinión, con ello no creía ocasionar molestia o daño de ningún tipo al vecindario. Ya que el sermón continuó imitando el movimiento de la noria hasta hacer mella en la buena voluntad de la chica, ésta acabó arrojando la bolsa en el interior del recipiente de los residuos orgánicos. ¿Tan incívico e inmoral resulta alterar momentáneamente la estética de la calle con acciones que tratan de suavizar los efectos causados por la antiestética social de la precariedad económica que atenaza a otros seres humanos? Sin duda, debemos mantener una colaboración activa en la limpieza y cuidado de nuestro entorno, aunque sin barrer la sensibilidad y empatía ni manchar la conciencia.