domingo, 16 de septiembre de 2018

Una historia que toca la fibra

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En una época donde crece el número de jóvenes que, en el caso de verse en la disyuntiva de elegir entre un móvil o una pareja, optarían por el teléfono, la petición y recogida de firmas realizada en Internet para que Ana y Francisco, de 94 años de edad y más de 70 años  de convivencia, puedan estar juntos de nuevo hasta el momento de apagarse la vida, genera una energía emocional que irrumpe como un rayo iluminando con intensidad los rincones en penumbra donde duerme la pasividad y la indiferencia.  
Desde hace unos meses, parece que viven separados de forma involuntaria en residencias cordobesas que distan entre sí siete kilómetros, viendo cómo los dedos institucionales desataban con frialdad el lazo que los mantiene cerca desde hace unos cuantos centenares de lunas. Una larga historia de amor alterada por la torpeza en el último capítulo de la vida, una modificación forzada e imprevista del guion que llega a tocar la fibra.