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Si tuviera que identificar a las parejas sentimentales de las personas
que han liderado las formaciones políticas en nuestro país durante las últimas
décadas, la verdad es que lo tendría crudo, pues sería un número reducido. Y
siendo cierto que nunca he tenido demasiada curiosidad al respecto, tampoco
debe obviarse que la presencia mediática de los cónyuges de los
mandatarios políticos ha sido más bien escasa.
En cambio, de un tiempo para acá, parece que la cosa está cambiando,
transitando desde la discreción hacia lo que podría llegar a ser una
sobreexposición, normalizándose la aparición televisiva de las esposas
acompañando a los gobernantes o aspirantes a gobernar en actos de carácter
institucional y político. Y hago referencia a la figura femenina en
calidad de consorte porque, hasta el momento, los maridos de las mujeres con
cargos políticos destacados pasan bastante más desapercibidos.
Por supuesto, ello no quiere decir que sea algo que eche de menos,
aunque sí creo que se trata de un síntoma más de la división educativa y
la discriminación de género llevada durante siglos. ¿Por qué es habitual
escuchar el término primera dama, pero no así el de primer varón?