sábado, 28 de julio de 2018

Un pasaje involuntario

La Opinión A Coruña>Opinión>cartas del lector
El Diario Montañés>Opinión>cartas del lector
La Voz de Cádiz>Opinión>cartas del lector
El Comercio>Opinión>cartas del lector
El Norte de Castilla>Opinión>cartas del lector
El Diario de León>Opinión>cartas del lector


Hace ya tiempo que decidimos instalar un antivirus de pago en los aparatos utilizados en casa, el cual renovamos con una periodicidad anual tras adquirirlo donde consideramos más conveniente. Hasta el momento todo se había desarrollado de manera normal, es decir, sin sustos ni sobresaltos y sin trampa ni cartón, pero como las cosas cambian y, lamentablemente, no siempre para mejorar la situación.
La compra del antivirus en 2017 fue realizada a través de Internet con tarjeta de crédito, dando paso a la descarga online (ahora, en muchos casos no se proporciona un disco físico con el programa, sino un código de acceso para bajarlo desde Web o la página electrónica del fabricante) del mismo sin problema alguno,  procediendo al finalizar esta a marcar la casilla que declina la renovación automática del producto un mes antes de finalizar la licencia.  Pues bien, estos días hemos comprobado que la opción elegida el año pasado  sin una gota de alcohol en el cuerpo no ha sido tenida en cuenta, dando lugar a la renovación automática y, obviamente, al cobro del antivirus. En definitiva, un pasaje involuntario para la innovadora atracción generadora de asombro, mosqueo, desconfianza e inseguridad como ciudadano y consumidor.