lunes, 30 de abril de 2018

Una propuesta arriesgada

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Escuchar en la radio que había una petición popular con más de un millón de firmas recogidas para la inhabilitación de los magistrados que juzgaron a los integrantes de “La Manada” me dejó un tanto perplejo, pues no parece muy congruente demandar mayor independencia judicial a la vez que se solicita la suspensión de los jueces cuando sus sentencias no son de nuestro agrado. En democracia, los ciudadanos tenemos derecho a dudar, diferir  y considerar injusta cualquier sentencia judicial (también sobre la posición de la fiscalía), sin embargo, pienso que el sometimiento de los profesionales de la Justicia a los deseos y emociones de la calle no la hace más equilibrada,  sino menos reflexiva y más subordinada.
Por otro lado, ¿sería justo privar a los jueces del ejercicio de la profesión sin la existencia probada de irregularidades y sin respetar los cauces establecidos al efecto?
Estar en desacuerdo con una propuesta que considero arriesgada para la salud democrática, tampoco significa que comparta la descripción judicial de un escenario sórdido de violación múltiple sin una atmósfera de miedo.