viernes, 14 de noviembre de 2014

¿Todos los muros?

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"Los sueños pueden convertirse en realidad. Nada tiene que permanecer como es, por muy grandes que sean los obstáculos". Esta declaración no   ha sido efectuada por una  persona  tildada de idealista,  utópica, radical o antisistema, sino por la canciller alemana  con motivo de los actos conmemorativos que celebraron el 25 aniversario de la caída del Muro de Berlín. A buen seguro, millones de personas comparten la esperanza y el deseo expresado por la dirigente  Angela Merkel de trabajar para demoler todos los muros repartidos por el mundo, pues son una representación material del triunfo de la intransigencia, la animadversión  y el disparate humano. Sin embargo, la eliminación de buena parte de las vallas instaladas en la actualidad parece depender o estar ligada a la reducción decidida y progresiva de la altura del  obsceno muro de desigualdad levantado en materia de progreso y bienestar social, una pretensión esta que, por lo visto, es cosa de personas y colectivos  desnortados, desfasados, extremistas o atrapados en la telaraña del romanticismo y la ingenuidad.